Saludos a todos.
Esta es la ruta que hice el día Martes 02 de Mayo, la ruta consistía Tuti - Coporaque vía por las faldas del nevado del Mismi. Pero una pequeña desorientación hizo que saliera a otro lugar y no pude cumplir el cometido. He aquí los sucesos, la aventura en esta ruta que ha sido mas de 30 kilómetros que acabó como se dice en un final... feliz
La pedaleada había comenzado el día Domingo con un 5 amigos por los Distritos de Callalli, Sibayo, Tuti para llegar a la capital de la Provincia de Caylloma que es Chivay desde Vizcachani. El Lunes solo nos quedamos Yo, con otro biker, los de más optaron regresarse, los dos nos fuimos hacia Coporaque, para salir por Yanque y regresar a Chivay. despues de haber recorrido mi amigo se regresa al medio día hacia Arequipa, me quedo esta vez ya solo, por lo que opto por ir hacia Tuti, pasar la noche allí y al siguiente día salir bien temprano para realizar la ruta, que para mí tenía que ser una hazaña.
Era la madrugada del día Martes, no pude dormir plácidamente, porque el pueblo estaba de aniversario sus 125 años como Distrito, por lo que hubo actividades como la entrada Ccaperos en las vísperas por parte de los centros educativos, bonito por cierto, con los borricos adornados, con las vestimentas típicas, dando vueltas en la pequeña placita 2 a 3 veces, luego vendría otros concursos, luego la fiesta que duró hasta las altas horas de la madrugada a pesar del frío reinante. Yo ya me había ido rumbo a mi "paquete". Era ya la madrugada del día Martes, los ánimos estaban al tope por hacer esta ruta por primera vez en bicicleta (eso era yo). Subiría desde los 3700 m.s.n.m hasta unos 4800 ó algo mas, para luego bajar hasta los 3500 metros que está el distrito de Coporaque.
Despues de consumir un desayuno que me duraría unas buenas horas de la mañana, me dispongo a salir del pueblo, eran pasadas de las 06 de la mañana, algo tarde pero buena hora para comenzar a dar curso a los pedales, el frío de allí se hacía sentir, el firmamento estaba despejado nada de nubes en el horizonte, esto era bueno, asi que a comenzar a pedalear primero por una vía asfaltada unos 3 kms. hasta llegar a un desvío vía trocha, que es el comienzo de la vía que va al nevado Mismi que está a unos 5500 metros. En este lugar hay carteles que incitan a uno hacia la aventura con distancia como 26 kms al nevado de Mismi, unos 6 mas al nacimiento del Amazonas etc. Desde allí comienzo a pedalear por primera vez, por una vía que no he recorrido en bici, pero sí a pie, lo hice varias veces hace algunos años atrás. El sol empezaba irradiar sus rayos a esas horas de la mañana, los pastores se disponían a pastar sus ganados en esas extensas llanuras, mientras yo iba devorando metro a metro la distancia del terreno. Todo era subida, subía a 7,8,9 kilómetros por hora, con una mochila pesada a cuestas no podía ir mas rápido, es mas, uno tenía que cuidarse para no quemarse, aparecía algunos tramos llanos pero estos eran cortos.
26 kms a recorrer. ¿Cuánto tiempo lo haría? no lo sabía... En la primera hora de 7 a 8 de la mañana hice 7 kilómetros, pero en la segunda hora solo hice 5 km y asi sucesivamente, por lo que me dije a mi mismo: "a este paso que voy probablemente estaré en 4 a 5 horas, voy a pedalear hasta las 12 del medio día, si a esa hora no estoy en el punto o si no encuentro el camino me regreso por el mismo sitio por donde estoy yendo" Eso era mi plan. Llegué a un pueblo fantasma llamado Ran Ran, solo su pequeña capilla está techado, las de mas casas solo son galpones. No hubo nada mas que hacer allí, solo tomar una foto de pasadita, porque iba contra el tiempo, solo quería "devorar" cuanto kilómetro que pudiera. La angosta carretera que era solo para un solo vehículo subía, subía, iba dejando atrás la frondosa vegetación, iban haciendo su aparición bofedales no tan extensos, algunas pequeñas lagunas, el paisaje iba cambiando, una yerma vegetación de la serranía se hacía presente, a medida que iba subiendo, la altura también se hacía sentir en mi respiración, jadeaba mas frecuentemente, el deseo de seguir pedaleando aumentaba con una vehemencia única, cada curva que venía, me preguntaba: ¡Que se viene!... ¡Qué habrá detras de esa curva!... El silencio absoluto invadía el ambiente, solo el chasquido de los pedales de la bicicleta, la constante frotación de las llantas con el suelo se sentían, escuchaba silbidos, hasta voces, un zumbido de una mosca producía tales sonidos, alguna otra ave despegando al paso mio, hasta pude ver los escurridizos kivios, unas aves que son parecidos a los perdices que habitan solo por encima de los 4000 metros y que se mimetizan con el entorno.
¡¡Uff!!... Llegaban los 17...19 kms, en cuatro horas, tuve que hacer unas paradas o descansos rápidos, al fin solo me faltan 6 por recorrer. Había recorrido ya casi 20 kilometros, unas hermosas caídas o cataratas de agua se divisaban, estaba ya en la cima, en un páramo extenso, la carretera seguía. En el trayecto me encontré con tres camionetas que bajaban, posiblemente eran de las minas. Eran las 11 de la mañana, tenía una hora para seguir pedaleando, pero de pronto la carretera se "va" hacia ligeramente hacia Nor-este, pero el nevado del apu Mismi estaba al norte. No entiendo. Y...¿A dónde va esa carretera?... Si pues, la pequeña vía por donde había subido con ansias a mi destino, se perdía en el desértico y árido páramo serrano con dirección hacia el pueblo de Caylloma... Eso creo. Mientras tanto, me había quedado un tanto turulato, confundido, no sabía si seguir o retornar por donde vine. Empiezo a otear los 360ª a la redonda, cuando veo una carretera que subía por una cuesta, era un especie de camino en donde había huellas de vehículos. ¡Ese tiene que ser el camino que va al Mismi! Me dije a mis adentros, a si que a subir nomas pues, era una cuesta parada, dificil, casi imposible de montarse en la cleta y pedalear.
Mi respiración era constante, los latidos de mi corazón los podía sentir, estaba sudando frío, lo único que me quedaba era caminar empujando la bici por esa cuesta, por el camino que estaba mojado para remate. En eso veo un camino antiguo ya casi borroso, me pregunto si estoy de pronto ya en el camino hacia el pueblo de Coporaque y si es así pues:...¡Hurra!...¡Qué bueno!... Pero, me dije, no creo que este camino sea que llega a dicho pueblo... ¿ O sí?...He ahí el dilema. El camino especie de carretera seguía subiendo, por la que yo tambien seguí subiendo, un sonido, un chillido me sacó de mi pensamiento, si seguir subiendo tal cuesta, o no, era una solitaria vicuña en lo alto de la loma unos 300 metros mas arriba en donde yo estaba, me observaba atento y en tanto en tanto soltaba esa "carcajada" característica de estos camélidos andinos, cuando ven a un extraño y si es un humano con mayor razón. El hambre tambien me apuraba, por lo que en un pequeño claro saco parte del fiambre que llevaba para saciar mi apetito, me acomodo para sentarme, a medida que iba degustando el bocadillo, alzo la vista para apreciar la hermosa llanura gélida que se perdía en el horizonte. Miro el firmamento, las nubes estaban ya juntándose rápidamente en lo alto, las ráfagas de viento frío empezaban hacerse sentir a pesar que el sol estaba en su apogeo a esas horas de la mañana, por lo que el clima por estos lares es impredecible: cualquier momento puede haber lluvia, granizadas, truenos, relámpagos ... etc... etc
Mi deseo de seguir subiendo la cuesta empujando mi bici estaba a apunto de abortar, pude divisar una antena adelante a lo lejos, mas adelante ya pude observar una parte del picacho del nevado del Mismi, mientras el camino seguía para perderse en una loma, por lo cansado que estaba por los dos dias que había pedaleado, ya era difícil seguir, por ende decido bajar para seguir el camino que había visto. Ya estoy en el comienzo del camino, sea a donde sea este camino me tendrá que llevar, me dije, miro la hora, son las 11:30 am. "Voy a seguir este camino hasta las 12 del día en punto, si el camino sigue hacia arriba, no quiero saber ya nada con mas cuestas, me regresaré por donde vine" Eso pensé. El camino comenzó algo divertido, pedaleable por una ladera casi sin vegetación hasta que llego a un pequeño bofedal, en lo alto de la colina a unos 400 metros un grupo de vicuñas se quejaban de mi presencia, el macho alfa estaba inquieto dando su alarido o chillidos, mientras su harem de hembras traspasaban la colina hacia el otro lado. Quebrada abajo se deslizaba un arroyo por medio de un pedazo de manto verde que formaba el humedal, mientras comenzaba un cuesta de unos 300 metros, que para mí era como si fuera de 3 kms. Me sentía tan solitario en esa inmensa soledad, me invadía el temor al alzar a los 4 puntos cardinales, al encontrarme en medio de aquellos cerros en donde solo soplaban vientos gélidos. En eso diviso en lo alto, a lo lejos una figura de un ave, para ser avistado tenía que ser un cóndor, con sus aleteos tomaba altura, podía apuntar la cámara de fotos, no era suficientemente alcance, estaba demasiado lejos. Era raro ver a un ave como el cóndor en estos por esos lares, en estos tiempos, porque hace mas 30 años estos "señores de las alturas" desaparecieron, que raro avista un ejemplar allí.
Al fin estaba en lo alto del cerro despues de haber caminado a cuestas empujando mi cleta, en la apacheta donde había un gran montículo de piedras apiladas por la mano humana una sobre otras a través de cientos de años por los caminantes que por allí pasaron en sus largos viajes de la sierra a la costa y viceversa. Este sitio no me era familiar, rebobiné mis recuerdos, cuando tenía 12 o 13 años de edad pasé por única vez por allí y el panorama no era la que recordaba. Tenía que decidir allí, seguir o regresar. La decisión estaba tomada rápidamente. Era continuar. Se venía una bajada, luego una inmensa pampa, por los cerros de referencia que estaban lejos frente a mí, indicaban que estaba en la altura con dirección al Distrito de Tuti, pero mi objetivo era Coporaque. Tenía algo de esperanza que, yendo por ese camino podía empalmar tal vez con el camino que tenía como objetivo, por lo que me animé a aventurarme hacia lo desconocido. La bajada era divertida al principio, pero luego se convirtió en camino algo tortuoso, piedrecillas tipo guijarros, charcos, barro, montículos de arbustos a flor de tierra que impedían pedalear, eso era el comienzo. Como sea llego a un desvío que parecía mas pedaleable, era un tipo de carretera, incluso hubo huella que por allí anduvo vehículo, pensé que por allí llegaría a un rancho, estancia, pero la vía desapareció como por arte de magia, solo una tropa de vicuñas pastando tranquilos, conformada por unos 30 individuos a las que interrumpí su placentero ramoneo.
Por fin pude ver el camino por donde tenía que seguir, estaba demasiado arriba, yo estaba muy abajo, para empalmar me llevaría demasiado tiempo, por lo que tenía que ya olvidarme del asunto. Eran pasadas de una de la tarde, una inmensa pampa especie de meseta me esperaba, no sabía por donde estaba el camino, solo sabía que había una entrada para llegar a la pista que está entre Tuti y Chivay y para llegar allí tenía que "remar" sea como sea ese terreno. Con la mala idea de no encontrar el camino me sentía temeroso, por lo que me olvidé de tomar fotos, bien para mi el terreno era relativamente bajada, por lo que la bici rodaba a pesar de los pequeños obstáculos. ¡Hurra!... Encontré el camino que me llevó hasta otra apacheta, el firmamento estaba repleto de nubes negras, especialmente en la cima del nevado Mismi, pero no había inminente lluvia, el viento frío de la tarde ya se manifestaba, a pesar en donde me encontraba soleando, al frente hacia la otra banda estaba un cerro con un peculiar forma de una anatomía femenina, también el camino que bajaba hacia el pueblo de Coporaque... ¡Sí estaba allí!.... Para llegar allí tenía que superar una inmensa quebrada de lecho verde. Era imposible superar desde donde me encontraba, solo quedaba mirarlo. La bajada por una ladera era era bonito, era corto, divertido, hasta que comienza lo inevitable: piedras, matorrales, para remate las espinas que se parecen garras de gato que crecen a flor de tierra, las que hay en las pampas Cañahuas. Eso, era el comienzo, faltaba lo peor, pero yo no me imaginaba.
Despues de bajar el corto descenso, llego al comienzo de la pampa en donde otra vez el camino se parte en dos .... ¡Caray!... ¿Cual seguir?... Sigo al que parecía mas pedaleable, plano, mas notorio a pesar de las espinas, a ratos montando o empujando, termina ese repecho, dando comienzo una zona pedregosa, una ladera que estaba regada de rocas filosas que sobresalían del suelo, tenían diferentes formas, planas, se parecían a piedras lajas naturales, era interminable la caminata, abajo se veía una pequeña planicie y una linea surcando que posiblemente era el camino. Por fin llego a la parte plana, al camino que había divisado desde arriba, empecé a pedalear y pensé que eso era el final y de allí ya bajaría hacia la carretera. ¡Error! Las dificultades empezaban a manifestarse, a medida que iba pedaleando, los matorrales que formaban los ichus espinosos eran un obstáculo hasta para empujar la bici. Al fin terminaba, a mi parecer ya llegaba lo que ansiaba... Pero error!!!....Otra vez comenzaba otro páramo de ichus espinos, esta vez eran mas tupidos, por lo que el camino se perdió, para mi fortuna a unos 500 metros hacia abajo veo a una persona, es un pastor de llamas. Había recorrido mas de 30 km, en toda esa distancia no había visto la presencia humana. Me dirijo hacia esa persona, no sé si es hombre o mujer. Mientras voy bajando levantando ligeramente la bici siento que una de las llantas se revienta... ¡Lo que me faltaba!... Era la llanta delantera, el estallido de la cámara había roto la llanta. ¡Estoy frito!... ¡Nada mas esto me faltaba!...Me dije. Pero agradecí al destino que dicho suceso no se suscitó cuando estaba encima de la bicicleta y la historia habría sido otra.
Los perros del pastor me olfatearon, ladrando vinieron al encuentro mío. Me acerco a la persona que era un hombre de unos 65 años, parece no sorprenderse de mi presencia allí, el viento que corre hace que hablemos en voz alta, me pregunta de donde vengo a donde voy, yo le digo a donde iba pero terminé aquí. Le pregunto por donde entra el camino para llegar a la pista, por lo que gentilmente me dice: "te voy a llevar a donde está el camino, son dos caminos y se unen allí atrás, tu sigue no mas ese camino", perol camino no se veía debido a los matorrales, pero entendí a que dirección ir y a medida que caminaba perdí completamente la vía. Iba a ciegas cargando, empujando la bici con la llanta desinflada delantera, los matorrales de ichus era tan espesos, altos, eran casi de mi altura, era dificil avanzar, me estaba habituando a las hincadas finas que producían. Tomé una quebrada que se abría paulatinamente hacia abajo, hasta que llegué al fin de la odisea y ahora a dar un vistazo por donde estaba la entrada, pero nada, solo era barrancos, acantilados, que venían serpenteando de mi izquierda, para desaparecer hacia ni derecha y formando una meseta a lo largo de su cima. La ansiada carretera estaba abajo vista desde un mirador, estaba parado en la cima de un pequeño morro. Eran las tres de la tarde y media, había tiempo, no había porque apurarse, pero me preocupaba no encontrar la entrada, no sabía si estaba a mi derecha o izquierda, estaba cansado, por lo que casi opto a ciegas meterme por una pequeña quebrada, mas abajo había una ladera por donde se podía caminar, necesitaría fuerzas para caminar como parapetado en dicho terreno, sin embargo era peligroso con lo cansado que me encontraba. A mi izquierda veo otro morro encima del acantilado, me animo ir hasta allí, desde donde podría ver mejor la posible entrada y si no, ya estaba mentalizado en arriesgarme antes que el atardecer llegue. Hasta allí tenía que ir, a si que me despojo de la mochila, la bici, hago el último esfuerzo para llegar, al fin llego, en efecto, unos metros mas abajo estaba la entrada.
Ya calmado miré por última vez por donde había bajado desde las alturas, eran dos mesetas llenos de obstáculos especie de niveles, la primera: espinas garras de gato,laderas con piedras filosas, muchas piedras, la segunda: comienzo de una población de ichus espinosos formando matorrales que era como una alfombra amarilla. Ahora faltaba descender una ladera llenas de piedras, arbustos, por un camino que no conocía, que no sabía en que estado se encontraba. Este camino hace tres o cuatro décadas era utilizado por caravana de viajeros, hoy está abandonado. El camino era angosto, pedregoso, bastante maleza, con unas curvas pequeñas, mas rectas, algunas partes estaban zanjadas por huaicos, llevaba la bici como apoyo, pero con la llanta reventada que estaba, el aro se golpeaba de cuando en cuando. Me doy cuenta que algo se caía de uno de los bolsillos de mi mochila, eran algunas cosillas que llevaba, no sé como se pudo abrir, pero algo me faltaba: era el cargador de la cámara de fotos. ¡Pucha!... ¡Tengo que regresar a buscar! dejé la mochila, junto a la bicicleta en media bajada tirados, regresé por las objetos que se habían caído. A medida que iba subiendo, iba encontrando algunas cosas, pero nada del set de cargador, había subido tanto que casi estaba en la cima, no había mas que hacer, tuve que regresar ofuscado, molesto, no quería dar un paso mas, los pies me dolían pero que seguir, estaba al mitad de la bajada.
Llego a donde había dejado la bici, la mochila, empiezo a buscar afanoso el otro bolsillos gemelo en donde encuentro el bendito cargador...¡Ahh!...¡Qué alivio!... Ya contento, bajo a cuestas el descenso que es larga, falta poco para llegar a la parte plana, las piernas me están temblando, no sé si es por la emoción de haber culminado casi la aventura o por el esfuerzo desplegado en el trayecto. El drama de esta aventura ya estaba acabando, faltaba un repecho para llegar a la pista, pero había que superar un último obstáculo, era un riachuelo que en esta época arrastraba ya poca agua por su cauce. Decido pasar, parecía fácil, solo tenía que saltar de piedra a piedra, cuando en eso pierdo el equilibrio, tratando de pisar la misma roca en que se encontraba mi pie izquierdo, ya no hubo modo, pisé el musgo resbaloso que estaba dentro del agua, media pierna al agua, para mi bien sin consecuencias...¡Pero estuvo a punto, faltó poco para darme un chapuzón a esas horas de la tarde!
Llegué por fin a la pista asfaltada, eran las 4:45 de la tarde, hacía frío, en viento arreciaba fuerte, una pastora arreaba su animales a su corral, las aves daban sus últimos trinos vespertino, algo majado, maltrecho por el esfuerzo, con la llanta de mi bici reventada, pero lo mas importante: sano y salvo, era para agradecer grandemente al Divino Hacedor. Ahora a reparar la llanta me preocupaba la sopladura de la llanta, no parecía grave, cambié la cámara de repuesto, no la inflé mucho, así a reanudar el pedaleo hasta Chivay por carretera asfaltada. En el camino me encuentro con un conocido mío , le pregunto el nombre del sitio por donde había bajado y este sitio se llamaba "Toro kunka" traducido sería pescuezo del toro, algo así. A medida que se terminaba la tarde, las nubes que me hicieron asustar allá arriba, se habían desvanecido, solo el Sabancaya botaba sus últimas fumarolas como despidiendo el día. A Chivay llegué 5:45 de la tarde, tiempo suficiente para poder conseguir un lugar donde hacer reposar mi humanidad, porque se lo merecía.
En resumen:
Fui a explorar, conocer, recorrer una ruta que siempre quise hacerla desde hace muchos años atrás, me equivoqué de senda, pero encontré otro trayecto. Como diría un dicho: "Fui por lana, (no es que quedé trasquilado), sino; encontré mas lana"
Mis esperanzas no están derrotados por recorrer ese itinerario que me había trazado, la próxima tendrá que ser la vencida... Si o si.
Saludos.
Felix.