Distancia Total recorrida: 170 Km.
Ida – Vía Pocsi : 80 Km.
Retorno – Vía Polobaya : 90 Km.
Lamentablemente no tengo la capacidad de un escritor ni un verbo florido para expresar todo lo que realmente siento, simplemente me tengo que contentar con decir que nadie me quita lo gozado.
Considero que el viaje a Puquina fue una excelente decisión y es una pena que no nos hayan acompañado más ciclistas, porque de verdad se la perdieron. Posteriormente recibirán fotos y videos de nuestro viaje y verán que cuando digo que fue espectacular, es porque realmente así lo fue.
Lo agreste del terreno y los bellos paisajes que nos rodeaban nos dieron mucha satisfacción. Las subidas nos hicieron jadear y, obviamente, los descensos nos echaron la adrenalina a mil.
Son 12 los ciclistas que hemos llegado a Puquina:
- Gabriela Romero
Ida – Vía Pocsi : 80 Km.
Retorno – Vía Polobaya : 90 Km.
Lamentablemente no tengo la capacidad de un escritor ni un verbo florido para expresar todo lo que realmente siento, simplemente me tengo que contentar con decir que nadie me quita lo gozado.
Considero que el viaje a Puquina fue una excelente decisión y es una pena que no nos hayan acompañado más ciclistas, porque de verdad se la perdieron. Posteriormente recibirán fotos y videos de nuestro viaje y verán que cuando digo que fue espectacular, es porque realmente así lo fue.
Lo agreste del terreno y los bellos paisajes que nos rodeaban nos dieron mucha satisfacción. Las subidas nos hicieron jadear y, obviamente, los descensos nos echaron la adrenalina a mil.
Son 12 los ciclistas que hemos llegado a Puquina:
- Gabriela Romero
- Luis Delgado
- Dante Guzmán
- Dante Guzmán
- Pedro Villena Pacheco
- Jaime Virrueta Fuentes
- Jaime Virrueta Fuentes
- Mauricio Román
- Walter Ponce del Castillo
- Walter Ponce del Castillo
- Walter Amésquita
- Héctor Ballón
- Héctor Ballón
- Vladimir Cuno
- Jesús Valdivia
- Jesús Valdivia
- Miguel Zapata
Salimos del reservorio de Guardia Civil a las 6.55 am, "lamentando" que Jesús no cumpliera su palabra, pues dijo que iba a acompañarnos, pero como no llegaba, partimos sin él.
Empezamos con un ritmo muy suave, subiendo el camino a Pocsi en una conversación animada y casi sin sentir el esfuerzo de la subida. A la mitad del camino nos alcanza Jesús Valdivia, muy fuerte él, con mucha decisión nos pasa y llega primero a Pocsi. Allí nos dice que Vladi está atrás, por lo que nos quedamos a esperarlo, mientas comíamos algo y Walter llevaba a Yoyi a conocer los restos de la antigüa iglesia que se encuentra enterrada por los restos antiguos de una erupción volcánica.
Cuando finalmente llegó Vladi, obviamente le caímos con todo, molestándolo porque nos hizo perder tiempo. Luego de las bromas respectivas y terminar con nuestra fruta y otra merienda, reiniciamos el camino. Y como cada vez que vamos por Pocsi, el borrachito aparece siempre con la misma botellita y con la misma cantidad de licor.... de qué? qué trago tomará?
Antes de continuar, quiero dedicar unas líneas a Yoyi. Felicitarla por su performance, se mantuvo pareja, siempre sonriendo, nunca se quejó, creo que se ha ganado olímpicamente un reconocimiento dentro de los ciclistas de montaña, es fuerte y aguerrida. Por un momento pensé que no iba a poder hacer la ruta, pero nos calló a todos los que pensábamos algo similar, llegó muy bien. Ya todos la hemos felicitado, pero es necesario comentarlo en estas líneas y hacerle llegar nuestros respectos.
Hubo pues, una singular competencia entre Dante Guzmán y Jesús Valdivia, se daban parejo, pero quien ganó la competencia e inclusive llegó primero a Puquina fue Jesús Valdiva.... es que el angelito fue… en moto !!!!!!!. Claro pues, ya se imaginarán ustedes cómo hemos batido a la Mona Hacendosa, comparándolo con que Yoyi fue en bicicleta y él en moto. No tuvo más remedio que reconocer su "vergüenza", poner la cara y meterse en esa “competencia” con Dante.
Por eso a Dante lo hemos bautizado como "Tren Bala", se mostró como un ciclista fuerte, veloz, y se puso a hacerle competencia a Jesús que tenía que acelerar para no dejarse pisar el poncho.... Fue divertido ver a Dante persiguiendo a Jesús y éste acelerando para que no lo alcance. Felicitaciones Dante, eres muy bueno, esperamos verte en la competencia del 8 de agosto en Paucarpata.
Y bueno, continuando con nuestro viaje, llegamos al cruce que va a Polobaya y allí tuvimos nuestra segunda larga demora (la primera fue en Pocsi al esperar que llegue Vladi), porque Yoyi tenía problemas mecánicos en su bicicleta. Uno de los ciclistas, el tal Colibrí, se quiso ganar un poroto con Yoyi y el pobre quedó avergonzado porque queriendo arreglar la llanta posterior que estaba frenada, lo que consiguió fue empeorarla. Menos mal que estaba Dante, muy conocedor de mecánica, que arregló el asunto.
Luchito Delgado también presentó fallas mecánicas, que el buen Dante arregló a golpes. No sé los detalles pero nos reíamos al ver que Dante había agarrado una piedra y con ella arreglaba algún problema de Luchito, mientras decíamos: total, esa bicicleta la hizo Pedro Picapiedra a pedradas, entonces igual tiene que ser arreglada..... a pedradas.
Y justo en el momento de partir nuevamente, Mauricio se dá cuenta que está la llanta baja... así que nuevamente a esperar el cambio respectivo. Cuando hicimos cuenta de la hora, ya teníamos más de 2 horas de retraso.
Salimos del reservorio de Guardia Civil a las 6.55 am, "lamentando" que Jesús no cumpliera su palabra, pues dijo que iba a acompañarnos, pero como no llegaba, partimos sin él.
Empezamos con un ritmo muy suave, subiendo el camino a Pocsi en una conversación animada y casi sin sentir el esfuerzo de la subida. A la mitad del camino nos alcanza Jesús Valdivia, muy fuerte él, con mucha decisión nos pasa y llega primero a Pocsi. Allí nos dice que Vladi está atrás, por lo que nos quedamos a esperarlo, mientas comíamos algo y Walter llevaba a Yoyi a conocer los restos de la antigüa iglesia que se encuentra enterrada por los restos antiguos de una erupción volcánica.
Cuando finalmente llegó Vladi, obviamente le caímos con todo, molestándolo porque nos hizo perder tiempo. Luego de las bromas respectivas y terminar con nuestra fruta y otra merienda, reiniciamos el camino. Y como cada vez que vamos por Pocsi, el borrachito aparece siempre con la misma botellita y con la misma cantidad de licor.... de qué? qué trago tomará?
Antes de continuar, quiero dedicar unas líneas a Yoyi. Felicitarla por su performance, se mantuvo pareja, siempre sonriendo, nunca se quejó, creo que se ha ganado olímpicamente un reconocimiento dentro de los ciclistas de montaña, es fuerte y aguerrida. Por un momento pensé que no iba a poder hacer la ruta, pero nos calló a todos los que pensábamos algo similar, llegó muy bien. Ya todos la hemos felicitado, pero es necesario comentarlo en estas líneas y hacerle llegar nuestros respectos.
Hubo pues, una singular competencia entre Dante Guzmán y Jesús Valdivia, se daban parejo, pero quien ganó la competencia e inclusive llegó primero a Puquina fue Jesús Valdiva.... es que el angelito fue… en moto !!!!!!!. Claro pues, ya se imaginarán ustedes cómo hemos batido a la Mona Hacendosa, comparándolo con que Yoyi fue en bicicleta y él en moto. No tuvo más remedio que reconocer su "vergüenza", poner la cara y meterse en esa “competencia” con Dante.
Por eso a Dante lo hemos bautizado como "Tren Bala", se mostró como un ciclista fuerte, veloz, y se puso a hacerle competencia a Jesús que tenía que acelerar para no dejarse pisar el poncho.... Fue divertido ver a Dante persiguiendo a Jesús y éste acelerando para que no lo alcance. Felicitaciones Dante, eres muy bueno, esperamos verte en la competencia del 8 de agosto en Paucarpata.
Y bueno, continuando con nuestro viaje, llegamos al cruce que va a Polobaya y allí tuvimos nuestra segunda larga demora (la primera fue en Pocsi al esperar que llegue Vladi), porque Yoyi tenía problemas mecánicos en su bicicleta. Uno de los ciclistas, el tal Colibrí, se quiso ganar un poroto con Yoyi y el pobre quedó avergonzado porque queriendo arreglar la llanta posterior que estaba frenada, lo que consiguió fue empeorarla. Menos mal que estaba Dante, muy conocedor de mecánica, que arregló el asunto.
Luchito Delgado también presentó fallas mecánicas, que el buen Dante arregló a golpes. No sé los detalles pero nos reíamos al ver que Dante había agarrado una piedra y con ella arreglaba algún problema de Luchito, mientras decíamos: total, esa bicicleta la hizo Pedro Picapiedra a pedradas, entonces igual tiene que ser arreglada..... a pedradas.
Y justo en el momento de partir nuevamente, Mauricio se dá cuenta que está la llanta baja... así que nuevamente a esperar el cambio respectivo. Cuando hicimos cuenta de la hora, ya teníamos más de 2 horas de retraso.
Sin perder el entusiasmo, y algo apurados por Pedrito, como siempre, iniciamos el largo acceso hacia Talamolle. Hicimos una nueva parada en la Candelaria para reagruparnos y luego de 15 minutos volvimos a partir. Por “alguna razón” estábamos hambrientos y sólo queríamos llegar a Talamolle para meternos a comer arroz con huevo frito. La subidita previa se nos hizo eterna. Yo sólo pensaba en comer algo y en agua, pues ya casi no tenía nada en mis bidones. Pero el restaurancito que alguna vez nos atendió, estaba cerrado, nos preocupamos porque no había ni tienda dónde reabastecernos de agua.
Dante "El Tren Bala" se adelantó y felizmente encontró una tienda que suplió todas nuestras necesidades, con plátano, pasteles, pan, agua, powerade, etc., tenía todo. Barriga llena, corazón contento, reiniciamos nuestro camino con la decisión de entrar al pueblo de Santa Rosa para que conozca Yoyo y las fotos previas para la posteridad.
Ya que estaba con moto, y algo tenía que hacer con ella, a Jesús le encargamos que se adelantara a Puquina a reservarnos hotel para 12 personas y que encargara nos prepararan comida. Por unanimidad todos pedimos que nos preparen tallarines.
Y así pues, con las fuerzas recuperadas y la moral al tope, tomamos nuestras monturas y a bicicletear hacia Puquina. Después de haber comido, me sentía como nuevo y partí como bala, estaba primerito, hasta que la verdadera bala, Dante, me pasó con una facilidad que me sorprendió...... Esa subida después de Talamolle hasta Santa Rosa, me pareció interminable. Yo ya estaba orándole a Dios para que acabe la subida, pero la misma continuaba vuelta tras vuelta. Ya casi al final escuché unos gritos, era Dante que en la cumbre nos animaba a seguir.
Terminada la larga subida, iniciamos el tan placentero descenso a Puquina. Entramos a Santa Rosa para las fotos de rigor y luego la bajada fue meteórica. El paisaje pasaba tan rápido a nuestro alrededor que apenas teníamos tiempo de ver los detalles; sin embargo, el ver que al fondo estaba Puquina, la tan ansiada meta, rodeada de esas montañas verdes, con sus cientos de andenes... nos estimulaba a acelerar. Manteniendo siempre la atención en el terreno, pues éste tenía zonas de ceniceros, gravilla, piedras y no queríamos tener ningún incidente ni accidente. Fue espectacular, fue hermoso.
En promedio, llegamos a Puquina a las 3.30 pm, una hora y media después de lo planeado, pero todos muy contentos. Ya Jesús nos estaba esperando bien bañadito y cambiadito, fuimos al hotel a acomodarnos y bañarnos. Nos alojamos en el Hostal María, bueno, bonito y barato, el costo fue de S/. 10.00 por cama.
Todos muy ansiosos nos peleábamos por entrar a la ducha y bañarnos con agua caliente, pero..... el agua estaba helada... recórcholis!!....el "gran" Jesús se la había gastado toda. Así que caballeros y dama, nomás, a bañarnos con agua fría que a pesar de ello nos recompuso y reanimó bastante.
Luego del baño de rigor, a las 5 de la tarde fuimos a almorzar. El restaurante que había contratado Jesús era una cuadra más abajo, las paredes estaban adornadas con pieles de boas, tigrillos, arcos, flechas, etc. Mientras esperábamos, los muchachos estaban tomando fotos a las pieles, a los comensales y de casualidad pasa una de las empleadas del lugar que al ver el flash de una foto y creyendo que le habíamos tomado una a ella, se asustó y quería que le devolviéramos la foto porque creía que le habíamos robado el alma.... qqqueeeé???, en pleno siglo XXI y todavía creía eso? pero así era y cada vez que pasaba por la mesa pedía que le devolviéramos la foto, hasta que tuvimos que demostrarle que no había salido en ninguna foto.
Cuando nos sirvieron los tallarines.... qué delicia..... la sensación en la boca era una combinación entre hambre y sabrosura que nos dejó plenamente satisfechos. Algunos pidieron tallarines con carne y otros con pollo. Pero amigos, estaba delicioso, muy bien preparados, muy bien servidos, con su pancito y luego su tecito calentito que nos cayó de maravilla.
Lo curioso es que Jesús, que estaba "tan cansado" y había gastado tanta energía por ir en moto, que se sopló dos platos de tallarines... por la chiva negra!!!! qué manera de comer....
No habíamos terminado de almorzar que ya estábamos coordinando la cena, y acordamos que ésta sea a las 8 pm. O sea, estábamos almorzando a las 5 y la cena era a las 8, qué manera de comer de los ciclistas..... si así como comen trabajaran....
Luego nos fuimos a la Plaza a tomarnos unas fotos para el recuerdo y sentarnos a conversar. Poco después de ver la luna y las estrellas, el cielo limpio, el horizonte que se mantenía de un celeste claro, decidimos regresar al hotel a seguir conversando antes de cenar. Pedrito y Vladi compraron un litro de vino y con Jesús y Walter Ponce compramos una botellita de pisco.
El grupo estaba dividido en varias habitaciones. En una de ellas estaban Jesús, Pedro, Walter Ponce y yo. En otra, Walter Amésquita, Vladimir, Héctor y Mauricio. En una doble estaban Luchito Delgado con Dante, En una habitación independiente estaba Yoyi y finalmente Miguel en otra habitación.
Ya que estaba con moto, y algo tenía que hacer con ella, a Jesús le encargamos que se adelantara a Puquina a reservarnos hotel para 12 personas y que encargara nos prepararan comida. Por unanimidad todos pedimos que nos preparen tallarines.
Y así pues, con las fuerzas recuperadas y la moral al tope, tomamos nuestras monturas y a bicicletear hacia Puquina. Después de haber comido, me sentía como nuevo y partí como bala, estaba primerito, hasta que la verdadera bala, Dante, me pasó con una facilidad que me sorprendió...... Esa subida después de Talamolle hasta Santa Rosa, me pareció interminable. Yo ya estaba orándole a Dios para que acabe la subida, pero la misma continuaba vuelta tras vuelta. Ya casi al final escuché unos gritos, era Dante que en la cumbre nos animaba a seguir.
Terminada la larga subida, iniciamos el tan placentero descenso a Puquina. Entramos a Santa Rosa para las fotos de rigor y luego la bajada fue meteórica. El paisaje pasaba tan rápido a nuestro alrededor que apenas teníamos tiempo de ver los detalles; sin embargo, el ver que al fondo estaba Puquina, la tan ansiada meta, rodeada de esas montañas verdes, con sus cientos de andenes... nos estimulaba a acelerar. Manteniendo siempre la atención en el terreno, pues éste tenía zonas de ceniceros, gravilla, piedras y no queríamos tener ningún incidente ni accidente. Fue espectacular, fue hermoso.
En promedio, llegamos a Puquina a las 3.30 pm, una hora y media después de lo planeado, pero todos muy contentos. Ya Jesús nos estaba esperando bien bañadito y cambiadito, fuimos al hotel a acomodarnos y bañarnos. Nos alojamos en el Hostal María, bueno, bonito y barato, el costo fue de S/. 10.00 por cama.
Todos muy ansiosos nos peleábamos por entrar a la ducha y bañarnos con agua caliente, pero..... el agua estaba helada... recórcholis!!....el "gran" Jesús se la había gastado toda. Así que caballeros y dama, nomás, a bañarnos con agua fría que a pesar de ello nos recompuso y reanimó bastante.
Luego del baño de rigor, a las 5 de la tarde fuimos a almorzar. El restaurante que había contratado Jesús era una cuadra más abajo, las paredes estaban adornadas con pieles de boas, tigrillos, arcos, flechas, etc. Mientras esperábamos, los muchachos estaban tomando fotos a las pieles, a los comensales y de casualidad pasa una de las empleadas del lugar que al ver el flash de una foto y creyendo que le habíamos tomado una a ella, se asustó y quería que le devolviéramos la foto porque creía que le habíamos robado el alma.... qqqueeeé???, en pleno siglo XXI y todavía creía eso? pero así era y cada vez que pasaba por la mesa pedía que le devolviéramos la foto, hasta que tuvimos que demostrarle que no había salido en ninguna foto.
Cuando nos sirvieron los tallarines.... qué delicia..... la sensación en la boca era una combinación entre hambre y sabrosura que nos dejó plenamente satisfechos. Algunos pidieron tallarines con carne y otros con pollo. Pero amigos, estaba delicioso, muy bien preparados, muy bien servidos, con su pancito y luego su tecito calentito que nos cayó de maravilla.
Lo curioso es que Jesús, que estaba "tan cansado" y había gastado tanta energía por ir en moto, que se sopló dos platos de tallarines... por la chiva negra!!!! qué manera de comer....
No habíamos terminado de almorzar que ya estábamos coordinando la cena, y acordamos que ésta sea a las 8 pm. O sea, estábamos almorzando a las 5 y la cena era a las 8, qué manera de comer de los ciclistas..... si así como comen trabajaran....
Luego nos fuimos a la Plaza a tomarnos unas fotos para el recuerdo y sentarnos a conversar. Poco después de ver la luna y las estrellas, el cielo limpio, el horizonte que se mantenía de un celeste claro, decidimos regresar al hotel a seguir conversando antes de cenar. Pedrito y Vladi compraron un litro de vino y con Jesús y Walter Ponce compramos una botellita de pisco.
El grupo estaba dividido en varias habitaciones. En una de ellas estaban Jesús, Pedro, Walter Ponce y yo. En otra, Walter Amésquita, Vladimir, Héctor y Mauricio. En una doble estaban Luchito Delgado con Dante, En una habitación independiente estaba Yoyi y finalmente Miguel en otra habitación.
Con el traguito comprado nos fuimos a una de las habitaciones cuádruple a esperar que nos avisen de la cena mientras conversábamos y tomábamos el traguito en forma muy suave sabiendo que al dia siguiente nos esperaba un gran recorrido.
Jesús había estado tomando nota de los kilómetros recorridos y al finalizar la ruta hasta Puquina, nos informó que habíamos hecho 80 Km.
La cena fue otra delicia. Nos prepararon Estofado de Pollo, y…. ya sé que lo dije, pero, otra delicia y era económico, a 4 soles el plato incluyendo el pan y el mate, muy bueno, parecía comida de casa, nada comparable con las cochinadas que a veces preparan en los restaurantes. Como es un pueblo pequeño, la gente es sana y la comida la preparan como si fuera para ellos.
Al igual que en el almuerzo, no estábamos terminando de cenar cuando ya estábamos preguntando por el desayuno. Decidimos que nos preparen solo avena.
Regresamos al hotel a descansar porque ya el cuerpo lo pedía a gritos. Cuando ya estábamos un buen rato acostados, se nos ocurrió la idea de hacerle una serenata a Yoyi. Como no sabíamos canciones, sólo se nos ocurrió cantarle las clásicas Mañanitas. Así que nos armamos de valor y fuimos a darle la sorpresa Pedro, Jesús, Walter Ponce, Héctor y yo. Nos plantamos en la puerta de su habitación y empezamos a cantar... cuando estábamos en la parte que dice: Despierta Yoyi despierta.... Ohh... se abre la puerta y nosotros que esperábamos que salga con su babydoll, nuestra querida Yoyi sale con ropa matapasiones.... buzo completo, hasta chalina, apenas se le veían los ojos..... Fue divertido, le dimos las buenas noches y nos fuimos a descansar, ahora sí de verdad.
Al dia siguiente, a las 6 de la mañana ya estábamos levantados y muy hacendosos nos fuimos a limpiar las bicicletas, todos con un cepillito de dientes limpiando las cadenas y echándoles aceite. Posteriormente, algunos nos subimos al 4to piso del hotel a tomar fotos. El paisaje era espectacular, cómo sería si todo estuviera completamente verde? porque a se notaba que los cerros estaba un poco secos, pero igual el paisaje era bello, inclusive la luna aún se manternía vigente.
Vladi había decidido regresarse en ómnibus, salió a las 4 am porque "tenía cosas que hacer", casi se podría decir que es otro mono hacendoso.
Del desayuno qué les puedo decir?. Nos prepararon arroz chaufa y tazas de avena con quinua. Bien comidos, bien “jameados”. Algunos se pidieron arroz chaufa con dos huevos fritos y otros arroz blanco también con dos huevos fritos. Buen desayuno, y encima de todo ello, su matecito caliente. Nos sirvió de mucho ese desayuno porque nos esperaba una larga subida al salir de Puquina. Lo que el día anterior fue una bajada meteórica, ahora se transformaba en una larga y sinuosa subida.
Al levantarnos, casi todos pensábamos que no íbamos a poder hacer la subida satisfactoriamente porque estábamos con los músculos duros. Pero nos equivocamos, subimos muy bien, claro que el desayuno fue vital para ello. Una vez que llegamos a Santa Rosa y listos para iniciar el descenso hacia Talamolle, paramos para reagruparnos, tomar agua, comer unos dulces y algunos muchachos llenaron botellas con el agua que baja de los deshielos, agua muy limpia y transparente.
La bajada a Talamolle fue brutal, lo que tanto nos costó subir el dia anterior, y que yo oraba para que acabe, al regreso nos comíamos la trocha a mucha velocidad. Era una verdadera gozada, con la vista al frente para sortear los obstáculos o pasar encima de ellos. Una vez en Talamolle nos detuvimos en la misma tienda del dia anterior para reabastecernos, aunque poco nos faltaba porque ya casi todo lo habíamos comprado en Puquina.
En Talamolle se quedó Luchito, pues tenía visitas y le urgía llegar a su casa temprano. Así que con mucha pena nos despedimos de él porque se iba a regresa en ómnibus. Para ese momento ya éramos 9 ciclistas porque Jesús también se regresó temprano pues "tenía cosas que hacer" en día feriado, claro pues, es la Mona Hacendosa.
Con toda la adrenalina llenando cada centímetro de nuestro cuerpo, continuamos la bajada hasta llegar nuevamente al cruce de Polobaya. No importaba si habían huecos o tierra arenosa o ceniceros o grava o lo que hubiera, pasábamos por encima sorteando lo que se presentara.
En el cruce, donde el día anterior habíamos reparado la fallas mecánicas, algunos de nosotros echamos a dar gritos para estimularnos y gritos de satisfacción por lo que habíamos hecho, algo loquitos pero así estábamos. Unos querían regresar a Arequipa por Pocsi y otros por Polobaya y como Yoyi no conocía la zona, nos inclinamos por Polobaya, la ruta más larga. Y allí estábamos otra vez, bajando como flechas hasta Polobaya Grande y posteriormente hacia Polobaya Viejo.
Tras un breve descanso y compartiendo gratamente la experiencia que estábamos viviendo, partimos con la mente puesta en llegar al cruce de Pocsi. Otra bajada, más adrenalina, todo bonito para luego encontrarnos con esa subida después del puente. Trabajosamente la terminamos, con mucho esfuerzo. Pero cuando veíamos el paisaje, esa cadena de montañas, uno simplemente dice: vale la pena, vale la pena el esfuerzo, vale la pena ser ciclista, vale la pena ser ciclista de montaña.
La bajada a Mollebaya después del cruce a Pocsi ya es historia conocida, todos la hemos hecho tantas veces…. Pero quedará en la anécdota que luego de tan larga y esforzada aventura, Yoyi se cae, una caida cojinova.
Habíamos llegado a Mollebaya y bajado por el corte que da al pozo de agua. Estábamos esperando que llegue Yoyi, que dicho sea de paso, también bajó por el cementerio. Y bueno, llegando a la esquina del pozo, Pedrito levanta la mano diciendo que baje nomás, pues no venía ningún carro, pero Yoyi entiende mal y frena bruscamente con el freno delantero, se le planta la bicicleta y Yoyi volando. Corrimos a socorrerla y como siempre, ella se levanta sonriendo y diciéndonos que está bien, que no tenía nada. Mientras tanto, Pedro, no sé con qué ideas en la cabeza, le dice que tenía que frenar con el trasero ¿? no pues Pedrito, cómo le dices que use el trasero? Ya luego tuvo que explicarle que se refería al freno trasero...cosas que suceden.....
Terminamos en el reservorio de Guardia Civil, donde empezamos, entramos un rato al restaurante norteño a tomarnos unas negritas, comer un piqueo de yuquitas fritas y brindar por la aventura.
En lo personal, creo que ha sido una ruta excelente, sólo para valientes y fuertes, y aunque suene a pretencioso, creo que hemos dado la talla. Estamos satisfechos con nuestro desenvolvimiento. No ha sido una ruta fácil, nos ha costado mucho esfuerzo, pero ha valido la pena, realmente ha valido la pena y nadie nos quita lo gozado.
La cena fue otra delicia. Nos prepararon Estofado de Pollo, y…. ya sé que lo dije, pero, otra delicia y era económico, a 4 soles el plato incluyendo el pan y el mate, muy bueno, parecía comida de casa, nada comparable con las cochinadas que a veces preparan en los restaurantes. Como es un pueblo pequeño, la gente es sana y la comida la preparan como si fuera para ellos.
Al igual que en el almuerzo, no estábamos terminando de cenar cuando ya estábamos preguntando por el desayuno. Decidimos que nos preparen solo avena.
Regresamos al hotel a descansar porque ya el cuerpo lo pedía a gritos. Cuando ya estábamos un buen rato acostados, se nos ocurrió la idea de hacerle una serenata a Yoyi. Como no sabíamos canciones, sólo se nos ocurrió cantarle las clásicas Mañanitas. Así que nos armamos de valor y fuimos a darle la sorpresa Pedro, Jesús, Walter Ponce, Héctor y yo. Nos plantamos en la puerta de su habitación y empezamos a cantar... cuando estábamos en la parte que dice: Despierta Yoyi despierta.... Ohh... se abre la puerta y nosotros que esperábamos que salga con su babydoll, nuestra querida Yoyi sale con ropa matapasiones.... buzo completo, hasta chalina, apenas se le veían los ojos..... Fue divertido, le dimos las buenas noches y nos fuimos a descansar, ahora sí de verdad.
Al dia siguiente, a las 6 de la mañana ya estábamos levantados y muy hacendosos nos fuimos a limpiar las bicicletas, todos con un cepillito de dientes limpiando las cadenas y echándoles aceite. Posteriormente, algunos nos subimos al 4to piso del hotel a tomar fotos. El paisaje era espectacular, cómo sería si todo estuviera completamente verde? porque a se notaba que los cerros estaba un poco secos, pero igual el paisaje era bello, inclusive la luna aún se manternía vigente.
Vladi había decidido regresarse en ómnibus, salió a las 4 am porque "tenía cosas que hacer", casi se podría decir que es otro mono hacendoso.
Del desayuno qué les puedo decir?. Nos prepararon arroz chaufa y tazas de avena con quinua. Bien comidos, bien “jameados”. Algunos se pidieron arroz chaufa con dos huevos fritos y otros arroz blanco también con dos huevos fritos. Buen desayuno, y encima de todo ello, su matecito caliente. Nos sirvió de mucho ese desayuno porque nos esperaba una larga subida al salir de Puquina. Lo que el día anterior fue una bajada meteórica, ahora se transformaba en una larga y sinuosa subida.
Al levantarnos, casi todos pensábamos que no íbamos a poder hacer la subida satisfactoriamente porque estábamos con los músculos duros. Pero nos equivocamos, subimos muy bien, claro que el desayuno fue vital para ello. Una vez que llegamos a Santa Rosa y listos para iniciar el descenso hacia Talamolle, paramos para reagruparnos, tomar agua, comer unos dulces y algunos muchachos llenaron botellas con el agua que baja de los deshielos, agua muy limpia y transparente.
La bajada a Talamolle fue brutal, lo que tanto nos costó subir el dia anterior, y que yo oraba para que acabe, al regreso nos comíamos la trocha a mucha velocidad. Era una verdadera gozada, con la vista al frente para sortear los obstáculos o pasar encima de ellos. Una vez en Talamolle nos detuvimos en la misma tienda del dia anterior para reabastecernos, aunque poco nos faltaba porque ya casi todo lo habíamos comprado en Puquina.
En Talamolle se quedó Luchito, pues tenía visitas y le urgía llegar a su casa temprano. Así que con mucha pena nos despedimos de él porque se iba a regresa en ómnibus. Para ese momento ya éramos 9 ciclistas porque Jesús también se regresó temprano pues "tenía cosas que hacer" en día feriado, claro pues, es la Mona Hacendosa.
Con toda la adrenalina llenando cada centímetro de nuestro cuerpo, continuamos la bajada hasta llegar nuevamente al cruce de Polobaya. No importaba si habían huecos o tierra arenosa o ceniceros o grava o lo que hubiera, pasábamos por encima sorteando lo que se presentara.
En el cruce, donde el día anterior habíamos reparado la fallas mecánicas, algunos de nosotros echamos a dar gritos para estimularnos y gritos de satisfacción por lo que habíamos hecho, algo loquitos pero así estábamos. Unos querían regresar a Arequipa por Pocsi y otros por Polobaya y como Yoyi no conocía la zona, nos inclinamos por Polobaya, la ruta más larga. Y allí estábamos otra vez, bajando como flechas hasta Polobaya Grande y posteriormente hacia Polobaya Viejo.
Tras un breve descanso y compartiendo gratamente la experiencia que estábamos viviendo, partimos con la mente puesta en llegar al cruce de Pocsi. Otra bajada, más adrenalina, todo bonito para luego encontrarnos con esa subida después del puente. Trabajosamente la terminamos, con mucho esfuerzo. Pero cuando veíamos el paisaje, esa cadena de montañas, uno simplemente dice: vale la pena, vale la pena el esfuerzo, vale la pena ser ciclista, vale la pena ser ciclista de montaña.
La bajada a Mollebaya después del cruce a Pocsi ya es historia conocida, todos la hemos hecho tantas veces…. Pero quedará en la anécdota que luego de tan larga y esforzada aventura, Yoyi se cae, una caida cojinova.
Habíamos llegado a Mollebaya y bajado por el corte que da al pozo de agua. Estábamos esperando que llegue Yoyi, que dicho sea de paso, también bajó por el cementerio. Y bueno, llegando a la esquina del pozo, Pedrito levanta la mano diciendo que baje nomás, pues no venía ningún carro, pero Yoyi entiende mal y frena bruscamente con el freno delantero, se le planta la bicicleta y Yoyi volando. Corrimos a socorrerla y como siempre, ella se levanta sonriendo y diciéndonos que está bien, que no tenía nada. Mientras tanto, Pedro, no sé con qué ideas en la cabeza, le dice que tenía que frenar con el trasero ¿? no pues Pedrito, cómo le dices que use el trasero? Ya luego tuvo que explicarle que se refería al freno trasero...cosas que suceden.....
Terminamos en el reservorio de Guardia Civil, donde empezamos, entramos un rato al restaurante norteño a tomarnos unas negritas, comer un piqueo de yuquitas fritas y brindar por la aventura.
En lo personal, creo que ha sido una ruta excelente, sólo para valientes y fuertes, y aunque suene a pretencioso, creo que hemos dado la talla. Estamos satisfechos con nuestro desenvolvimiento. No ha sido una ruta fácil, nos ha costado mucho esfuerzo, pero ha valido la pena, realmente ha valido la pena y nadie nos quita lo gozado.
Jaime Virrueta
Un resúmen del video en: http://www.vimeo.com/13778050
Para cualquier información escríbenos a: teaminter1984@gmail.com