19 de Setiembre: Alto Cayma - Aerolito

LA SALIDA
Eran las 8.30 am, partiendo puntuales como raras veces; pero por más buena voluntad y decisiones que hagamos, las cosas no siempre salen como queremos.
Ya estábamos con el pie pisando el pedal, cuando Luchito nos dice que tiene problemas con su llanta posterior, que estaba fernada..... por la chiva negra... !!!. Inmediatamente sujetamos el hígado y pusismos manos a la obra; en 5 minutos solucionamos el problema: el v-brake estaba mal calibrado.
A las 8.37 am, 24 ciclistas entusiastas y llenos de vitalidad, partimos a conocer aquél lugar donde, según dicen, hace muchos años cayó un aerolito.
La subida de Cayma, larga y constant, no tuvo mayors complicaciones, Más rápido o más despacio, todos lelgamos al grifo para hacer una parada de reagrupamiento. Y allí tuvimos la primera sorpresa, encontramos a Vladimir esperándons. La gente decidió bautizarlo con el apodo de el "Taxista". Nos contó que subió pedaleando y compitiendo con Víctor, pero ya es muy tarde, se quedó con el apodo del "Taxista", por el uso constante que hace de los taxis para alcanzarnos en la ruta.


AGARREN A ERECTOR
Como si fuera una larga y colorida serpiente, reiniciamos esa larga subida de Alto Cayma. De pronto, lo inexplicabale nos dió en la cara. Héctor Ballón, cmo tocado por una mano de poder, salió del final de la columna y nos pasó a todos a una velocidad poco normal. Hecho una bala se adelantó una buena distancia y dando la vuelta bajó endiablado, y todo para volver a subir y bajar una y otra vez. No sé cuántas veces lo habrá hecho, pero todos nos preguntábamos extrañados qué tenía..... estaba drogado?
Algunos decían que como su apodo es "Eréctor"... pues estaba eréctor; otros comentaban que estaba con las hormonas recargadas y tenía que "descargarse" de alguna manera. Algunas más insinuaba que se había tomado media docena de Red Bull, que se había inyectado una sobredosis de lococilina y varia sconjeturas más mientras nuestro querido "Eréctor" hacía las veces de ascensor subiendo y bajando la avenida. Nunca explicó por qué lo hizo, peor la final lo pagó caro, pues para el regreso, estaba súper agotado por todo el esfuerzo excesivo que había desplegado.


LOS OBSTACULOS Y DEMORAS
Concluyendo la subida y cuando nos disponíamos a girar a la izquierda en dirección a Pampa Amazonas, nuestros guías se quedaron desubicados porque todo estaba lleno de construcciones que no permitían acceder a la ruta conocida. Tuvimos que seguir subiendo hasta encontrar una calle que nos permitió retomar la ruta que pretendíamos.
Con la idea de encontrar la "pampita", aceleramos nuestras bicis sólo para que a unos 200 metros no quedáramos frente a una quebrada. Qué hacer? regresamos y seguirmos subiendo la Av. de Alto Cayma para buscar un lugar plano o cruzamos la quebrada? No quedó más remedio que cruzar; la bajada fácil, pero en el lado opuesto tuvimos que echar la bicicleta al hombro y trepar como se pudiera.


Una vez en la cumbre opuesta, nos encontramos con una invasión, no sabíamos si estaba abandonada o qué, no había ninguna persona, ni perro que nos ladre.Vitale bautizó esa invasión como "La Vida no Vale Nada", tampoco queríamos averiguar si alguien vivía por allí, por lo que con mucha precaución la cruzamos, sólo para encontrarnos con otra quebrada. Repetir la historia y echar la bicicleta al hombro para subir al otro lado.

Y qué encontramos al otro lado? pues, otra invasión, ya hasta con nombre: "Cabrerías", menos mal que nadie se sintió aludido por el nombrecito. Era una zona donde había mucha tierra muy fina, que en algunas partes no se podia pedalear. Hubo un momento que estuve al último y "tragando" todo el polvo que dejaban los demás, por lo que decidi adelantarme. Fue en esas circuntanscias que a punto de pasar a Alonso, él se quedó atascado en una lomada de tierra "harinosa", por lo que sacó un pie a su izquierda en el preciso instanque que yo entraba. Lo golpeé en la espalda con el timón de la bicicleta y producto de ese golpe, salí volando para caer y envolverme en toda una nube de polvo. Tenía la oreja llena de tierra, igual la nariz y los lentes quedaron blancos.... Menos mal que fue una caída sin complicacioens y Alonso, aparte del golpe en la espalda, no tenía ningún daño más. Héctor me pidió que me tirara a la tierra nuevamente para "tomarme una foto", .....


Pero lo peor fue que al hacerme el chistoso me volví a tirar al suelo, pero esta vez sin percatarme que habías unas corotillas.... así que... "sonriendo" me levanté con varis corotillas clavadas en la espalda y los brazos...


SUBIENDO LA MONTAÑA
Ya faltaba poco para llegar a nuestro destino, "sólo" quedaba subir la montaña que  teníamos al frente. Héctor se quedó mirándola, como midiendo sus fuerzas, pues con el desgaste previo que hizo en la Av. Cayma, ya le faltaban fuerzas.
Esta subida no era muy larga, sería 1 Km. de largo que teníamos que completar para lelgar al lugar donde alguna vez cayó un aerolito.
Pero.... otra quebrada más. Ya eran tres las que estábamos cruzando. Qué mas da? qué importaba que la bajada fuera la más pronunciada?. La larga subida sacó lo mejor de nosotros. Tuvimos la oportunidad de ver nuestra ciudad a lo lejos. aunqeu era un paisaje seco y agreste, el espectáculo era hermoso.


DONDE CAYÓ EL AEROLITO
LLegamos a la cumbre para ver los restos de lo que hace muchos años sucedió. Pareciera que un aerolito caypo en esa zona dejando un hoyo profundo. Cuenta la historia, o la leyenda, que durante muchos años hubo una laguna en el lugar y que inexplicablemente ésta desapareció, como si toda el agua que existía en el lugar se hubiese filtrado o "evaporado" de un día para el otro.
Estando en el centro del lugar uno ve las montañas que lo rodean del mismo tamaño, todas homogéneas, como cuando uno empuja la arena con la mano. No somos geólogos para saber si es cierto o no que un aerolito cayó alguna vez, pero el lo que veíamos valia la pena ver.


EN ALAS DEL VIENTO
Luego de las fotos de rigor, iniciamos el retorno. Esa subida final que tanto nos costó.....
Varios dimos recomendaciones de bajar con cuidado, qué ilusos, casi inmediatamente la adrenalina se apoderó de nosotros y como si fuésemos águilas en alas del viento, bajamos veloces aquella montaña. 
Con la confianza que no encontraríamos un carro en sentido contrario, descendimos en un par de minutos.
Algunos compañeros indicaban que su velocímetro marcó 48 Km. por hora; en otros 53 Km. por hora y en ese tipo de terreno.... eso es como flecha....
No, no hay fotos que prueben nuestro descenso, pero quién se iba a detener paa tomar fotos cuando todos los demás estaban disfrutando?


Para cualquier información, escríbenos a: teaminter1984@gmail.com

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Ruta: Represa de Uzuña

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