Marzo 11: Los Queñuales

Los Queñuales..... este es el relato de nuestro compañero FELIX AROTAYPE, conocido como "El Cóndor"

Saludos MTBikers:
La ruta del Domingo 11 de Marzo fue realmente para recordar, para la bitácora. Salimos unos 35 minutos más tarde de lo pactado, porque teníamos que esperar a la gente que llegara y, conforme iban llegando también pasaban los minutos mientras admirábamos la cleta nueva de nuestro amigo Miguel Angel "palidita " una SPECIALIZED de doble suspensión ¡Felicitaciones! Migueloncho. Cuídame bien dicho "catre".
Salimos los 22 bikers deseosos de devorar kilómetros, sudar la gota gorda y llegar al destino: los Queñuales de Pichu-Pichu. Antes de salir de la ciudad, tuvimos un primer percance cuando Gladys rompe su cadena en una pequeña cuesta. ¿Ahora?... ¿Qué hacer? ... ¿Quien tiene tronchacadenas? Eso era la pregunta. Yo tenía, pero estaba súper asegurado con siete llaves en la bolsita que siempre llevo. Menos mal que nuestro amigo Juan Carlos tenía a la mano dicha herramienta... y... ¡Manos a la obra! que los minutos vuelan. No sé cuánto me demoré, concluido la faena reanudamos el pedaleo. Mientras un grupo que se había adelantado, nos estaban esperando en el último paradero del PP.JJ Miguel Grau donde hay una tienda.

6.00 am... preparándonos para salir


6.30 am, subiendo por la Av. La Marina

Llegamos al lugar eso de las 7:45 am, nos aprovisionamos de agua, comida, para luego partir. El sol empezaba mandar sus rayos calurosos, algunas nubes se empezaban a levantar detrás del Misti y cubrir algunas zonas de nuestro volcán. El Misti se veía esplendoroso, cubierto de nieve hasta una buena parte de su poncho y una sinuosa alfombra verde empezaba….
Algunos se adelantaron, bueno fue la mayoría, para suerte de otros que estaban algo "caiditos" de físico apareció una camioneta GMC antigua y en ella se embarcaron hasta cierto punto. Pedrito "el pepa", Jaime "el colibrí", Hector "el erector" y este servidor Felix "el conditor" nos quedamos en la retaguardia, Héctor haciendo unas tomas fotográficas, mientras yo peleando con mi flojera y mi morral.


Pedrito... teniendo como fondo el volcán Misti

El Misti






Llegamos a la pampa, desde allí se veía una hermosa postal: Chiguata, su campiña verde, el nevado Pichu Pichu cubierto de nieve y nubes en formación ¡qué espectáculo! Alcanzamos a los demás en el puente de Chiguata, que su rio arrastraba algo de agua turbia producto de la lluvia del sábado. Partimos raudos eso de las 8: 40 am, con la idea de ya no entrar a Chiguata porque habíamos perdido algo de tiempo, e irnos directo y no fue mala idea, porque la vía estaba bien afirmadita, ideal para pedalear.
Llegamos a una curva donde había un desvío, algo más de la mitad la carretera normal, llegamos al desvío de Mosopuquio para esperar a los demás que no llegaban. Pero estos "guarritos" tomaron el desvío anterior liderados por los "paliditas" para irse de frente y nosotros esperándolos hechos unos coju...2 mientras ellos habían pasado el poblado de Santa María. El calor era inclemente, las nubes se estaban formando rápidamente alrededor de los tres volcanes.









La pedaleada era constante cuesta arriba, sudando, con el cansancio encima, más de uno quería pedir ¡Un descansito porfa..!  Hasta que  llegó descanso esperado, porque Felix el Cóndor o sea este pechito; pinchó la llanta delantera. Mientras reparaba la cámara de mi neumático, los otros daban rienda suelta para saciar el hambre, la sed, tomarse unas fotitos, compadrear, comadrear, explorar con la vista el paisaje que estaba cautivante etc.etc. Partimos rápidamente porque nos esperaba una cuesta dura hasta el poblado de Ccaccayaku, de allí para llegar a Mosopuquio ya es fácil.

Nuestro amigo Félix "El Cóndor" reparando la pinchada


 

Después de esperar un poco a los demás, enrumbamos a Mosopuquio pasando uno, dos, tres.... no sé cuantas quebradas, entre ellas había una quebrada por donde corría aguas cristalinas, la cual la pasamos montados en nuestra bici. William con su "pata" inseparable Miguel venían atrá y, ni cortos ni perezosos ellos entraron a las gélidas aguas con los  zapatos puestos y posar para la foto.



Llegamos a la plaza pequeña de Mosopuquio a eso de las 11:00 am. aproximadamente, mientras el firmamento estaba repleto de nubes que iba soltar aguacero en cualquier momento, hacia algo de frio, los que confiaron que iban a encontrar una tienda en el lugar, pues, se equivocaron: no había tienda, el pueblito ubicado a unos 5 km. de los queñuales, yacía algo fantasmal; con unos cuantos pobladores en sus casas, y es posible que el resto andaba pastoreando sus ganados, o en sus pocos campos de cultivo.
Tomamos la decisión de llegar al objetivo sí o si, sin pensarlo más iniciamos la partida, mientras algunos se quedaban para regresarse. Dejamos atrás el poblado para subir una cuesta de unos 800 metros, por lo visto no fue nada difícil. Para algunos era una ruta nueva, porque llegaban por vez primera, por lo que se sentían extraños, algo temerosos, lejos de casa y más por lo que se venía: la lluvia.












Llegamos a la cima donde había dos vías, esperamos a que llegaran los otros que venían atrás, hasta que comenzó las primeras gotas acompañado por relámpagos y truenos. Todos sacamos nuestros impermeables, algunos no teníamos, pero que se iba hacer ¡Estábamos allí! A la merced de la Madre Naturaleza. Comenzamos el periplo en medio de una pequeña garúa, pero de un incesante reflejo de rayos y truenos, que caían lejos pero se escuchaban cerca. Unas fotos de en medio de esa garuilla como botón de muestra para los incrédulos, luego seguimos hasta llegar al desvío a los queñuales.
Llegamos a las 12:00 del dia al dicho desvío, la lluvia había amainado, hasta se aclaró un poco en la zona de los queñuales como diciéndonos: ¡Veníd mortales a conocerme! Pero más primó la precaución por parte de nosotros, porque el clima es impredecible en estos lares; así que optamos por regresarnos, para llegar algún día en un clima más propicio, conocer más de cerca al árbol de la Queñua.


La guerrera, nunca se queja, con mucho amor propio es la única chica que culminó la ruta




Pedro, Andrea y Jaime. Al fondo se divisa el bosque de Queñuales


Haba parado de llover cuando llegamos a Mosopuquio, de regreso nos encontramos con un pequeño hato de llamas con sus crías, cerca a Ccaccayaku y que simpáticos eran las llamitas bebés. Nuestro amigo Joe sufrió un pequeño calambre de regreso, llegando al desvío a Mosopuquio-Chiguata algunos se fueron hacia el control policial de Chiguata. Jesús, Andrea, Mario tuvieron que "remar" duro desde el control a Chiguata, cuesta arriba ¡Qué moral!! pero llegaron.

Vitale, se quedó en Mosopuquio esperando nuestro regreso de Queñuales, su bicicleta tenía problemas con los cambios, por lo que se le dificultaba en las pendientes. Tuvo que acomodarse como sea para protegerse de la lluvia

Juan Carlos, se quedó acompañando a Vitale. Igual se acomodó como pudo para protegerse de la lluvia

Llegamos a Chiguata a la 1:30 pm aproximado. Los truenos otra vez empezaron y esto era serio. Los valientes se quedaron no sé hasta qué hora, porque algunos nos adelantamos de regreso y a las tres de la tarde empezó el "diluvio" en la ciudad que duró una hora.
Esto ha sido el pequeño relato la ruta de dia 11 de Marzo a los queñuales, espero que haya sido de su agrado.
Saludos.
Felix.



Esos "valientes" a los que se refiere el Cóndor y que nos quedamos en Chiguata, fuimos 6: Pedro "El Pepa", Héctor "Eréctor", Jesús "La Mona", Vitale "Comeniños", Alfredo "Lechuga" y yo, Jaime "Colibrí". De los 22 ciclistas que habíamos salido, los 6 decidimos quedarnos en Chiguata un rato más para descansar, disfrutar el paisaje y comer choclo con queso, aparte de que Jesús engullía plato tras plato de comida.
Cuando empezó la lluvia, decidimos esperar que ésta pasara, creimos que no iba a durar mucho, pero fue un error. Habían pasado dos horas de espera y la lluvia no paraba, por el contrario, ésta se hacía cada vez más intensa, al punto que las veredas ya no se veían.
Dijimos que apenas la lluvia amainara un poquito íbamos a salir "volando". Vitale y Alfredo preferían esperar un bus, pero no aparecían, no sabíamos el motivo de por qué en dos horas no llegaba ningún carro para irse hasta Arequipa, por lo que los animábamos a bajar pedaleando.


Apenas la lluvia paró un poco, salimos prácticamente "nadando". La gente que nos veía partir en medio del aguacero nos deseaba suerte. Y en verdad la necesitábamos porque no se veía la pista por donde íbamos, si caíamos en un hueco..... El tema es que no era la lluvia, ni la pista que no se veía nuestro único problema, pues empezó a caer granizo y eso dificutlaba mucho más nuestra visión. Pasábamos por encima de tierra que se había deslizado de los cerros que rodeaban la pista, encima de piedras cuando no había agua.
Algunso carros que circulaban por el lugar nos retrazaban, pues iban despacio y nosotros no teníamos tiempo para ir detrás de ellos, así que los pasábamos sin asco.... Ibamos con un "nido" en la garganta porque todo era bajada y cualquier error podía terminar en una caida muy dura.
Paramos un rato en una garita de la policía, nos cobijamos bajo el techo saliente de una casa con a finalidad de reagruparnos. Allí nos convencimos que Vitale y Alfredo definitivamente se habían quedado en Chiguata, no bajaron con nosotros.
Así que los cuatro re-emprendimos el camino y unos metros más abajo al llegar al puente, la lluvia cesó de improviso, apenas una ligera garúa nso acompañaba, por lo que paramos en el puente para las fotos de rigor, viendo la entrada del río que parecía chocolate.



Estábamos empapados. Lamentablemente nuestro cortaviento impermeable no dio la talla. En otras ocasiones que hemos experimentado lluvia más ligera sí nos sirvió de mucho, pero en esta oportunidad en que la lluvia fue más que torrencial.... la calidad del impermeable quedó pequeña.
Así que empapados hasta la ropa interior y tiritando de frío, continuamos la marcha hacia Arequipa, ya más tranquilos pensando que había pasado lo peor, riéndonos de la aventura, riéndonos ahora de nuestra previsión de no continuar cuando estábamos por Los Queñuales y la tormenta eléctrica se desataba sobre nuestras cabezas, riéndonos del agua que caía dentro del restaurante donde estuvimos comiendo, riéndonos de Héctor porque su cámara no funcionaba, riéndonos de todo, contentos porque estábamos cerca de llegar a casa.
Antes de llegar a una curva que da al puente, en el momento de frenar, el cable de mi freno posterior reventó, por lo que tuve que frenar con el freno delantero. Allí en el puente también me reía de la pérdida del freno y me burlaba de mí mismo diciendo que tenía que frenar con mi trasero.
Nos dimos de cara contra la pared cuando más adelante nos encontramos con la entrada de un "huayco" que nos detuvo en seco. En ambos lados la gente y los vehículos estaban detenidos esperando que baje el nivel del mismo. Nosotros tratamos de recorrer el margen buscando un posible paso... pero nada, la corriente era muy fuerte y no podíamos cruzar.
Con razón en Chiguata no aparecía ningún bus, todos estaban detenidos aquí, y Vitale con Alfredo estaban esperando en vano.
Estuvimos como 45 minutos esperando que baje el nivel del agua, mientran tanto, nuestro cuerpos mojados tiritaban de frío más y más. Fue en esas circunstnacia cuando empezó a pasarme algo extraño, estando parado y moviendo las piernas, empecé a quedarme dormido, literalmente, al punto que Héctor me despertó y me puse a saltar para no dormir otra vez, pero cada vez tenía más sueño y sólo pensaba en sentarme un ratito para dormir mientras esperaba... Así que me fui con mi bicicleta al borde de la torrentera y me puse a medir mis posibilidades de cruzar el "huayco" caminando, porque éste ya había disminuído bastante su nivel.
Los demás se dieron cuenta y vinieron detrás mío para acompañarme, pero fue Jesús el más avezado, sin pensarlo se metió al agua y empezó a cruzar la torrentera, en una parte el agua aún bajaba con fuerza y casi se lleva su bicicleta, por lo que retrocedió y cruzando en diagonal llegó al otro lado. Los demás fortalecidos por su impetuosidad, bordeamos un poco más arriba y cruzamos el "huayco" también caminando. Ya los pies no sentían el agua helada, no podíamos tener más frio.
Los choferes de los carros que estaban parados al vernos cruzar caminando, se animaron y todos empezaron a cruzar la torrentera con éxito. Luego nos enteramos que 20 minutos después había vuelto a caer otro huayco por el mismo lugar, jalando más rocas y troncos de árboles.

De izquierda a derecha: Pedro, Héctor, yo Jaime, y Jesús



Esa roca estaba en medio de la pista

Más adelante nos encontramos con Hans y su hermano, compañeros ciclistas, que al ver la lluvia que caía en la ciudad de Arequipa, subieron en camioneta con destino a Chiguata a ver si los necesitábamos. Nos encontraron ya sin problemas, pero les dijimos que vaya a buscar a Vitale y Alfredo que se había quedado arriba. Los encontraron en el otro lado del segundo huayco. Allí los esperaron y posteriormente los llevaron hasta su casa a cada unos de ellos.
Mientras tanto, nosotros habíamos seguido nuestro camino bajando por Miguel Grau. Con la pérdida de mi freno posterior, ya no me reía de ello, bajé muy despacio frenando con el delantero. Felizmente llegamos sin problemas hasta Miraflores, donde afanosamente buscamos una tiendita donde comprar un anisado (Anis Najar) para matar el frío. Una chata de 8 soles no duró más que para una vuelta, pero el calor que sentimos en el pecho al tomarlo nos reactivó, inclusive afloraron nuevamente las bromas e hicimos partícipe de ellas a un perro que estaba al lado nuestro.
Yo llegué a casa directo a tomar una ducha de agua caliente. Al abrir la ducha, obviamente, cayó agua fría porque la terma estaba apagada, eran casi las 6 de la tarde por lo que el agua estaría más fría, pero ésta no me inmutó en nada, más bien la sentí fresca. Es que me cuerpo estaba más frío que el agua. Luego el baño caliente fue exquisito y largo, tenía tierra en todos los rincones de mi cuerpo, posteriormente una taza de cocoa caliente y un plato de pollo a la brasa con abundante papas y arroz!!!

Alo... mami... ya estoy en Arequipa, me tomo un matecito de anís y me voy a la casa... ya mami?

Salud Guau!!!

Cuando saqué el inflador para limpiarlo, éste tenía tierra hasta dentro del tubo, por lo que he llevado mi bici para mantenimiento total.

Para comunicarte con nosotros escribe a: teaminter1984@gmail.com

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