Más perdidos que nunca........ Salimos 19 ciclistas y hubo momentos en que no sabíamos dónde estábamos, nuestro guía regresaba al lugar después de 5 años, encontramos muchos caminos que nos confundían, recorrimos una zona desértica trepando y bajando cerros, con un recorrido total de 41 Km., algo más de los 35 que calculamos inicialmente, pero al final todos decimos: una ruta buenaza!!
Por qué siempre decimos que la ruta que hicimos a sido una ruta buenaza? durante el transcurso de la misma requintamos las perdidas de ruta, las subidas que nos exigen al máximo, nos tienen en vilo las caídas, a veces los calambres, los descensos que nos hacen explotar en adrenalina...... Pero es que somos ciclistas de montaña, somos aventureros, somos guerreros que salimos en busca de conquistar caminos que no lo siguen cualquiera, solo aquellos que tienen un corazón con mucha determinación, somos ciclistas del Team Inter.
La Iglesia abandonada. Hasta llegar allí todo fue sencillo, asfaltado en la subida de la Av. Cayma y llegando al grifo volteamos a la izquierda para cruzar el Cono Norte, luego la parte superior del aeropuerto y salir por Ciudad Municipal, llegando al cruce de la carretera a Yura donde nos reabastecimos con agua y fruta porque sabíamos que el camino que nos esperaba era desértico.
Nadie sabe desde cuándo existe esa iglesia en la cumbre de un cerro, en medio del desierto. Pero allí está como un elefante blanco sin pena ni gloria. Algún cura loco la construyó y al ver que no había feligreses... claro, en el desierto, abandonada y tapiada quedó.
La Primera Caída. Nos reagrupamos en la iglesia, algunas fotos para el recuerdo y salimos a buscar el camino que nos lleve al Cural y Pampas la Estrella. Bajábamos desde la Iglesia abandonada, un camino de trocha, plano. Delante mío estaba Julio y delante de él estaba Andrea. De pronto nos encontramos con una zanja que partía desde el extremo derecho de la trocha hacia el centro de la misma, no había ninguna señal ni piedras de la trocha. Andrea sobreparó y se inclinó un poco hacia la izquierda para bajar la pierna izquierda, en el preciso instante que Julio pasaba y por más que intentó evitarlo, no logro esquivarla y con el "cacho" de la bicicleta chocó con ella. Los dos salieron despedidos cayendo sobre una serie de piedras, Yo pude abrime un poco más a la izquierda para evitar chocar con ellos y paré rápidamente para regresar a verlos. Julio estaba tirado de espaldas sobre unas rocas y le grité que no se mueva porque tenía temor de un daño a la columna. Andrea estaba tratando de incorporarse, pero se le notaba como mareada. Cuando nos acercamos, felizmente, pudimos comprobar que no tenían mayores lesiones a unos raspones en la rodilla de Julio y unas golpes en la espalda y brazo de Andrea. Pasado el susto, y a manera de botar la tensión, comenzaron las bromas y tomaduras de pelo a los dos amigos.
Perdidos. Pedrito nos reiteraba que estaba seguro de por dónde íbamos, pero constantemente miraba de un lado para otro, nos dejaba en un sitio esperando y se adelantaba o desandaba el camino para ver por dónde ir. Realmente estábamos desubicados pro la cantidad de caminos que habían, fijamos un punto en el horizonte y tratamos de ir hacia ese punto. Íbamos por la cumbre de los cerros, subidas y bajadas, muchas veces trepábamos subidas arenosas que las teníamos que hacer caminando. Hasta que encontramos el camino final, pero no estaba a nuestro alcance, una especie de acantilado nos evitaba llegar a él. Buscando encontramos una lomadita que nos permitió llegar al camino y continuar alegremente nuestro regreso a Arequipa.
La segunda caída. La idea era salir por Los Portales, para ir a Huaranguillo a comer una "Senquita". Ya había pasado lo peor, aunque algo cansados y llenos de polvo estábamos animosos por salir del desierto seco y encontrarnos nuevamente en medio de paisajes verdes. Estaba conversando con Pedro cuando se acerca Renzo... qué pasó?..... ni idea, de pronto su bicicleta y la mía se engancharon y caímos como costales de papa. En fracciones de segundo veía acercarse el suelo hacia mi cara y puse la mano izquierda para protegerme, todo el peso de mi cuerpo cayó sobre mi mano y sentí un fuerte dolor en la muñeca. Por un momento pensé que me habría luxado porque me dolía al moverla. Con cuidado Vital me sacó el guante, pero felizmente no era nada serio, sólo un poco de dolor que conforme iba disminuyendo, también podía mover la mano. Renzo tampoco tenía nada serio, sólo golpes por la caída. Nuevamente pasado el susto, me tiré al suelo para la "fotito" y ya quería ponerme todas las bicicletas encima, como para enterrarme.
Obviamente, no disfrutamos las caídas, tampoco somos masoquistas, pero la aventura nos impulsa a salir cada domingo y al regreso a casa, quedarnos a la espera del siguiente domingo para salir nuevamente, encontrarnos con los amigos que comparten nuestro deporte y .... también nuestra seguridad.
No comimos la "senquita", a última hora fuimos por unos chicharrones de pescado y pulpo, calmamos el hambre y a casa, con una sonrisa de satisfacción en la cara y un: "nos vemos el próximo domingo".
Muy buena Ruta, en realidad excelente.
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