WALTER AMESQUITA
Emprendimos
la vuelta un nutrido número de bikers.
Salimos con el infaltable retraso. Nos dirigimos hacia Cayma y al llegar ¿a
quién vimos? nada más y nada menos a que al Piernón que estaba haciendo sus
pininos fotográficos con un tremendo camarón sostenido por un trípode más
alto que él. Lo batimos y saludamos un rato, ya que estaba con su ñori
quien peremnizó el momento con un toma fotográfica.
Algunos ya adelantaron, por un corte, y yo hice lo propio. En el camino me
encuentro a Pedro que estaba caliente porque no los seguíamos. Me preguntó el
porqué de la demora y mi respuesta no le satisfizo porque dijo, por una foto se
demoran. Bueno con el café que dió, seguí y alcancé al grupo cuando estaban
haciendo una bajada por una especie de torrentera.
Retomamos la ruta de los Tucos y llegamos al punto de descanso.
Nuevamente nos pusimos en ruta y al llegar a la torrentera, nos dimos con la
sorpresa que estaba completamente llena de agua.
El paso era difícil y con posibilidades de caernos. Se hicieron diferentes intentos para cruzar
el cauce y ninguno funcionaba. Mientras tanto, otros optaron por cruzar por una
acequia aérea.
Pero la cosa estaba difícil para los que no lo hicieron. Algunos saltamos y
cruzamos y una gran mayoría, la veía negras. Entonces colocaban en el cauce:
piedras, trozos de concreto y hasta costales con basura pero la corriente de
agua, se los llevaba sin ningún miramiento. Al final todos pasaron, aunque
algunos cayeron y se remojaron.
Al llegar a la ruta que nos llevaría a la avenida, esperábamos y esperábamos
casi hasta el cansancio. ¿Qué pasó? Roberto picó la llanta y después de hacerle
una cirugía llegaron. Perdimos fácilmente media hora. Superado el impase,
seguimos hasta llegar a los saltitos.
El terreno estaba más o menos cuidado y no ofrecía peligro como otras veces.
Los bajamos raudamente y seguimos rumbo hacia el salto en el cual muchos han
enterrado el pico. Pero en el trayecto, Wapoca se cae con un estilo inigualable
y recibió el abrazo de la tierra.
Al tratar de descender por el salto mencionado, unos lo hicieron con pericia,
otros con susto y nuevamente, Wapoca repite la caída.
Reagrupados todos, enrumbamos hacia Uchumayo pero bien difícil de agarrar la
ruta que propuso Hans. Tuvimos que hacer marchas y contramarchas hasta que llegamos
a la parte alta de Uchumayo.
Allí estaban unos patas bebiendo sus chelas y nosotros nos avituallamos con
líquido, pan y fruta, mientras esperábamos a los demás que se quedaron
muy atrás.
Mientras tanto, conversábamos sobre la ruta de regreso. Se suponía que lo
haríamos por el Huayco pero Hans propuso hacerlo por la parte alta de Uchumayo.
Así lo hicimos y a pedalear nomás. El sol quemaba y el terreno era reseco.
Así es como avanzábamos poco a poco hasta que en la ruta sólo estábamos Grenny
y Yoni. Ella a veces me pasaba y yo hacía lo mismo en otras hasta que llegamos
a Don Goyo y de ahí seguimos hasta que encontramos a Hans, Victor, Dante y otro
pata que no sé qué se llama. Nos esperaron con un vasito de gaseosa que nos
levantó.
Genny se retiró y yo también lo hice, un poco después. La ruta estuvo
buenaza.
Chao
Para comunicarte con nosotros, escribe a: teaminter1984@gmail.com
pasu mare broders ustedes la hacen linda manden fotos de hembrichis
ResponderEliminar