Bueno, salimos 31 ciclistas y gracias a que contratamos un bus de 45 pasajeros, las bicicletas viajaron cómodamente sin recibir ningún daño.
Alonso Huerta y Walter Amésquita siguieron con destino a Sumbay para explorar nuevas posibilidades de rutas, así que estamos a la espera de su reporte.
Partimos de Pampa Cañahuas a las 9.20 am y a las 12.05 pm ya estábamos en el punto de reagrupamiento a la altura de las antenas.Creo que hemos ido a buen ritmo, a pesar de algunas fallas mecánicas que algunos compañeros sufrieron en el camino. Es aquí donde protagonizamos nuestro intento de Harlen Shake con el debut sorprendente de un compañero disfrazado de terrorista.
Iniciamos el descenso hacia Arequipa a las 12.20 pm y a la 2.05 pm ya estábamos en el Grifo de Radio Azul.
En el trayecto hubo varios incidentes, las clásicas mordidas de llantas (como 3) y varias caidas, creo que fueron más de 6 compañeros que cayeron en el transcurso del descenso. La más fuerte fue la de Anke que se hizo una herida en el codo izquierdo y una raspadura en la cadera izquierda. Fue atendida por Rafito, David y Edson. Pero como todos los compañeros han opinado, Anke es una chica muy valiente, muy fuerte y el domingo la veremos nuevamente en la ruta, como ella misma lo ha dicho también.
Una nota curiosa fue la perdida que se mandaron los primeros que bajaron por el último corte, como Vitale, Pedro, Mauricio, Jorge y no sé cuántos más. Fueron a parar con destino a la Escuela de Policía y Vitale que iba como punta de lanza, no escuchó los tímidosy apagados grititos de Pedro que le decían que por allí no era. Así que hecho un misil, Vitalé voló y no se detuvo hasta que llegó a las puertas de la Escuela, donde dudó si regresar o quedarse para asimilarse a la policía. Los fusiles que lo encañonaron lo decidieron a regresar...
CRONICA DE WALTER PONCE DEL CASTILLO
El domingo 28 de abril del 2013, siendo las
5:45 am llegué al ovalo del Puente Grau donde nos esperaba la movilidad que nos
llevaría a Patahuasi. En el punto de reunión se encontraba nuestro coordinador
Jaime Virrueta, al borde del colapso, ya que muchos ciclistas no llegaban al
punto de encuentro; y lo que es peor, no cubríamos la cantidad de dinero estimada
inicialmente. Espero que los ciclistas sean más responsables en el futuro, para
evitar malestares de este tipo.
Bueno después de ciertos minutos de
incertidumbre y tensión partimos rumbo a Patahuasi, en la parte posterior del
bus se posicionaron los más jovencitos del grupo… y esta vez estuvo alborotado
el gallinero por la presencia de nuestro amigo “Pato” que después de muchas
lunas aparece en el “Team Inter”, y dice que no sale porque está estudiando
una Maestría de Ciencias Ocultas. Bueno, el asunto es que la parte posterior
del bus estaba muy agitada, y se puso más amena cuando hizo su aparición, a la
altura del aeropuerto, nuestro amigo “Chanin”, ya se imaginan el alboroto en
ese rinconcito…yo que no había dormido muy bien, de rato en rato despertaba
sobresaltado por tanto barullo causado al fondo, especialmente por los
picaflores, que se aplican y no pasa nada! Pasando las 8:30 de la mañana
llegamos, al fin, al punto de partida oficial de la ruta, la esperada “Vuelta al
Chachani”. Una de las rutas emblemáticas del “Team Inter”, ya que nos regala
una variedad de vistas hermosas… y lo más importante, el privilegio de respirar
aire puro por unas cuantas horas. La verdad que esta ruta es muy hermosa, desde
la partida tenemos los paisajes adornados por las vicuñas, que alegran la vista
buena parte de la ruta, también tenemos algunas pequeñas lagunas donde se ven
varias aves, donde destacan las Parihuanas y las Huallatas. La partida oficial
es aproximadamente a las 9 am de la mañana donde antes de la partida se hacen
las entrevistas de rigor y las fotografías para el recuerdo. Se forma una
hermosa hilera de ciclistas, yo me adelante un poco para ver y grabar semejante
espectáculo, la verdad que es muy gratificante ver este paisaje intervenido por
los ciclistas de montaña. Donde yo me encontraba era un punto ideal para ver
este paisaje matizado de vicuñas, montañas y los ciclistas que hacían su paso.
Desde allí divisaba muy bien la carretera que va a Puno y al Valle del Colca,
muchos turistas curiosos paraban sus carros para ver tan hermoso espectáculo.
Después de algunos minutos, pasaron todos los ciclistas y me quede sólo…acomode
un poco y mis cosas y me dispuse a seguirlos hasta cuando me disponía a dar
alcance al último ciclista veo que se por haber roto la cadena. Era nuestro
amigo Niels Vásquez, felizmente tenía la herramienta para hacer el arreglo
correspondiente, pero cuando ya estábamos a punto de terminar, se rompe el pin
del extractor de cadena… pero gracias al tornillo adicional de la herramienta
pudimos terminar de instalarla. A los minutos de reparar la cadena reiniciamos
nuestro pedaleo por tan hermosas planicies, esta vez Niels aborda las subidas
con más cuidado, hasta que logramos alcanzar al grueso de los ciclistas que nos
esperaban preocupados.Sin más espera nos dispusimos a emprender la marcha por
estas extensas “Pampas de Cañahuas” con
gélido aire hacen que las narices se enfríen un poco. Después de algunos kilómetros
divisamos una camioneta blanca doble cabina, se trataba del vehiculo de apoyo
que llevo nuestro amigo Jesús, más conocido en el mundo ciclístico como “La
Mona Hacendosa”… que se había propuesto realizar la ruta en maratón, ya que se
tiene en proyecto participar en “La I Ultramaratón de Aventura” 100Km Paracas
2013 – DESERT CHALLEGUE PERÚ 8MIL . No es mala idea de Jesús preparase en estas
gélidas pampas, para ganar mayor oxigenación… buena monita!! Lograste tu reto,
te felicito, ya estaremos poniéndonos al día para estar a la altura de las
circunstancias. Después de pasar a nuestro maratonista dimos alcance en el cruce
de aguada blanca a grupo de ciclistas liderado por nuestro coordinador, donde
aprovechamos para reagruparnos y dar
alcance a los demás ciclistas, quienes nos esperaban en el lugar de siempre…
donde es más abrigado y poder refrigerarse convenientemente y poder descansar.
Es en ese lugar donde vimos aparecer nuevamente a Jesús, quien a paso seguro
seguía su cometido de llegar a su meta de ese día, superar los 30 Km. Todos
le daban vivas a su paso, pero el sinvergüenza ni siquiera paró un momento para recibir
un poco de agua que le queríamos brindar. Desde este punto, se hace presente el
descenso en la ruta, lo que todos esperaban… a disfrutar de la adrenalina!,
algunos desaparecieron como por arte de magia,
y otros con mayor reparo tomaron la ruta… y es que no sabes que puede
suceder, es más traicionera, siempre alguien tiene que caer. Lo mejor es tomar
las precauciones del caso, ya que con lo que me paso hace dos años suficiente,
ya tengo para rato, y además no quiero repetir el plato. En la parada final a
eso de la 12:30m se toma la decisión de hacer el HARLEM SHAKE del grupo, así
que nos pusimos en acción. El Pato ni corto ni perezoso tomó el “chullo” de Rafita y se puso hacer sus piruetas bajo la atenta dirección del director de
cámaras. El resto esperando la voz para ingresar en acción, pero algunos se
quedaron petrificados, parecía que el frio les congeló hasta el… que no se
movieron para nada. Espero que la siguiente se les quite la “garrotera”. Después
todos desaparecieron como por arte de magia, y nuevamente sólo, me quede sin
poder grabar el final de la travesía… como siempre Pedrito apurado!! Y por lo
mismo terminó perdiéndose al bajar el corte y llegar a la pista. En vez de
subir la pista, bajan hacia la Escuela de Policía , jajajaja Pedrito y Vitale
casi resultan fusilados. Yo miraba la rutina de lejos y dije… como les sobra el
tiempo están bajando a visitar a sus secuaces!. Bueno al final, todos
terminamos en el grifo de Bolognesi con algunas pinchaduras, mordeduras,
rasmillones como Anke, que fue auxiliada por David y gracias a Jesús tuvo la
respectiva atención médica. Hasta la próxima amigos ciclistas.
CRONICA DE WALTER AMESQUITA – EXPLORACION A SUMBAY
Esta ruta la tenía pensada hacer hace mucho
tiempo atrás, incluso la propuse alguna vez, pero no le interesó a nadie. Así es
que ahí quedó. Pero como no hay deuda que
no se pague ni día que no llegue, se hizo. Fue el domingo, en la ruta del
Chachani. Cumpliendo el calendario pedalístico del grupo, salimos en un bus al
full. Como era de esperar, la hora programada, por ley, no se cumplió, a tal punto
de que a algunos cleteros los
"recogimos en la ruta". Felizmente las cuentas salieron, como se dice
"tas con tas". Así es como llegamos a la zona de vicuñas, en la vía a
Chivay. A descargar las biclas y a prepararse para la bajada. Una semana antes de
esta salida, Alonso me comentó sobre la posibilidad de aventurar buscando nuevas
rutas. Era una buena propuesta y como yo también deseaba conocer
Sumbay, atraqué. La idea era que alguien más nos acompañara, pero nadie lo quiso
hacer. Así que solanos lo hicimos. Donde nos bajamos todos, nosotros jalamos hasta
el desvío a Chivay y Puno. El tiempo fue de 8 minutos. De aquí seguimos (evitando
la balanza por supuesto) la ruta rumbo a Chivay,en una primera parte. El punto al
que debíamos arribar era Chasquipampa, que lo hicimos en 20 minutos. La ruta es
pìsta con más bajada que subida. Antes de llegar al sitio, había un pequeño
puente con agua corriente en donde me recibe una vicuña macho con una especie
de relincho. Al principio pensé que era un guanaco, recordando el onomatopéyico
grito de un guanaco que vi en Lluta, pero aguzando la vista comprobé que no era
tal, sino la vicuña en mención, que estaba acompañada por otras seis más. Espero a
Alonso a quien mostré los tímidos camélidos y después de las fotos de
rigor, reiniciamos el pedaleo. Este pueblo de Chasquipampa, en sus buenos
tiempos, fue una estación del ferrocarril y además un depósito de
materiales. Ahora sólo queda la infraestructura malograda y algunos vestigios de
lo que fue. Seguimos la ruta que se tornaba cada vez más y más subida. Así
seguimos hasta que después de media hora,nos alcanza un auto. Lo hacemos
parar, le preguntamos sobre el desvío a Sumbay y nos dicen no conocerlo. ¿Qué
tales choferes, no?. Alonso,que ya estaba sintiendo los estragos de la altura
propuso que siguiéramos un poco más, y según veamos, podríamos terminar o
no la ruta. Así seguimos y tras nuestro nos alcanza una mototaxi. Tratamos de
hacer que se detuviera, pero el sesudo (por que lo habrá pensado
mucho) piloto, simplemente no se detuvo y nos dejó con los brazos estirados. Nunca
pasó por nuestras mentes atracarlo, asaltarlo o raptarlo. Decepcionados por la
falta de ayuda, seguimos y vimos a lo lejos,a l terminar la subida que estábamos haciendo, una camioneta
que bajaba. Al llegar a nuestra altura, preguntamos y nos respondió que a cinco
minutos estaba el desvío a Sumbay. Con tan buena noticia, seguimos y así llegamos
al punto. Estando en el lugar, comprobé mi teoría: no era muy lejos Sumbay y que
era posible que esta sea una ruta dentro de nuestro calendario de salidas. De
aquí se veía una trocha en bajada y a lo lejos, yo podía adivinar, en una
formaciones rocosas semi hundidas, la ubicación de las famosas cuevas de arte
rupestre de Sumbay. Empezamos a bajar hasta donde la ruta nos permitió, debido a
que había mucha piedra, pero se podía bajar. Llegamos a un desvío, en un
puente: dos rutas, una que bajaba hasta el pueblo de Sumbay y otra que en
subida, se dirigía hacia una cantera de piedra laja amarilla. Subimos por dicha
ruta y llegamos a la cantera desde donde se miraba el pueblo abandonado. Pero de
las cuevas, nada. Seguimos la carretera,y no se veía el empalme para la garganta
pétrea que estaba a lo lejos y en donde yo suponía estaban las cuevas. Ante la posibilidad
de perdernos y no llegar al sitio y además de que la hora estaba
avanzando, decidimos regresar y dirigirnos al pueblo. Así fue y entramos
triunfantes a la estación abandonada. Encontramos a un auténtico habitante de
este lugar: bajo, ancho con vestimenta hecha a base de bayeta y calzado con las
tradicionales ojotas. Nos recibió amablemente y nos preguntó si es que
deseábamos ir a las cuevas. La respuesta fue que sí y cómo haríamos para
llegar. Nos indicó el camino,que efectivamente se lo podía distinguir a lo
lejos. Junto a él había otro chico que corroboró los datos. Nos dijo que la
entrada era de S/. 5.00 por persona y que nos daría la llave para abrir la reja
del lugar. Enrumbamos y después de esperar que pase el tren, entramos en el
sendero indicado y siguiendo la línea del tren y sorteando los accidentes
naturales del suelo llegamos a una especie de mirador. Todo el terreno estaba
cubierto por un roquedal a flor de tierra que me indicaba la proximidad del tan
ansiado lugar pre histórico. Nunca vimos gradas y señales que indicaran la ruta
a seguir. Francamente que a mí,este tipo de lugares me acelera la circulación, me
hace latir el corazón a cien por hora, me transporta en el tiempo y ya me creía
un homínido a tal punto que, supuse poder ingresar a la garganta por cualquier
lugar. Craso error: no se podía debido a que las paredes eran tan altas y
totalmente vírgenes para pies humanos que un resbalón y adiós al
"descubridor". Lo pensé varias veces para bajar las tremendas y
peladas rocas y sin medir las consecuencias, busqué una cañadita y logré llegar
al lecho del pequeño río que discurría entre las ciclópeas piedras. De Alonso
no sabía nada, pese a que nos manteníamos en contacto a punta de llamadas y
gritos. Ya me empezó a entrar la desesperación: estar en el lugar y no poder
visitar las cuevas, era cosa de locos. Me calmó un poco la tensión cuando vi
correr algunos congéneres de Vizcacha gorda, que saltaban de piedra en piedra
para esconderse de mi vista.
Todo el lugar esta forrado en piedra y el
caminar, y con los clips, era peligroso por la posibles resbaladas. Regreso por
donde creí haber empezado la ruta, y después de sondear el lugar, ver las
posibles rutas de ingreso y en todo caso, seguir a las vizcachas, es que vemos
entre las rocotas unas gradas talladas en la piedra viva que descendían hacia el
fondo del "callejón". Seguimos la ruta y así, pasando por formaciones
rocosas muy sugerentes, hollando suelo pre histórico adornado por vegetación
tipo ichu, sintiendo el rumor suave de las aguas de la cristalina corriente de
agua, llegamos a un recodo en donde se acababa el senderito ante una tremenda
roca que apoyada en un talud pétreo, sólo dejaba una pequeña entrada que hacía
adivinar un paso hacia el otro lado. Nos tuvimos que "agachar" y casi
a gatas pasamos y al otro lado observamos la cueva en ciernes. El lugar
es, francamente de ensueño que ni el mejor condominio actual, tendría lo que
tiene esta cueva y sus habitantes primigénios: sol a raudales y frío también, privacidad
a prueba de sapos, nada de ruidos, fuera contaminación, agua límpida, corriente y
gratuíta y al pie de la cueva. ¡Quien tiene un lugar para vivir así hoy en día!
Lo malo es que la entrada de la cueva está
cerrada mediante una reja metálica que francamente, afea y distorsiona la
solemnidad del sitio; pero, debido a que desubicados visitantes quieren emular a
los artistas pre históricos y para ello simplemente acuden a
clavos, fierros, limas y se ponen a grabar sus nombres y fecha de visita al
lugar,en las paredes del histórico lugar. Por este criminal motivo es que la
cueva tiene puerta. !Hay cada immbeeecil!.
Me sentí un Colón, o un capitán Cook al
abrir la reja y, a Alonso, el fotógrafo
oficial de la expedición. Ingresamos y respiré el ambiente ancestral y hasta me
imaginé ser un miembro más de la banda que aquí vivió. Bueno, las paredes de la
cueva están decoradas con grupos de camélidos tipo guanacos que se los ve
pastar, descansar y correr en las pampas. También hay un guanaco y detrás de
él, un puma en actitud de caza: paso lento y casi agazapado, con la cola
extendida, los pelos de la nuca erizados y en actitud de salto para caer sobre
la presa. Hay más y más camélidos. El suelo de la cueva es arenoso. El lugar es
frígido.
Me puse a comparar, mentalmente, los
grabados rupestres con los de las cuevas de Mollepunko (que quedan en
Callalli-Chivay) y comprobé que la
técnica es similar, el motivo también, sólo que la fauna no es la
misma, ya que aquí en Sumbay, no está grabada en la pared la vizcacha, el cóndor
y el suri que sí hay en Mollepunko, y como contrapartida, aquí en Sumbay hay un
puma, que no se encuentra en Mollepunko. De los dos lugares, el que más me gusta
es Sumbay pero, de las cuevas en sí, las más bonitas son las de Callalli.
Si te paras en la entrada de la cueva, que
no es muy profunda, y miras hacia afuera ves a una distancia de 5 metros unas
tremendas rocas que aparentan ser una cueva. Hacia la parte de abajo igual, se
puede ver el riachuelo que baja hasta perderse entre rocones que tienen unas
formas especiales por la acción erosiva del agua que recorre entre
ellas, milenariamente. Al mirar hacia arriba,vimos unas formaciones rocosas con
curiosas figuras que parecen haber sido talladas por las manos del tiempo y de
la historia. Podíamos habernos quedado todo el tiempo,pero había que regresar a
la civilización. Regresamos por el sendero y así salimos al sol y al campo
abierto. Ubicamos el sitio en donde dejamos las biciosas. Al regreso vimos las
gradas que al principio se nos escondieron y tras seguirlas, salimos del lugar
para regresar al pueblo de Sumbay. En el camino nos encontramos con cuatro
visitantes a quienes entregamos las llaves. LLegamos al pueblo y después de
despedirnos y pagar los derechos de visita, retornamos. Aquí sí sentimos lo
difícil y aburrido del regreso: todo el trayecto empujamos en la carretera llena
de guijarros sueltos. Nos acompañó un chico y conversando conversando llegamos a
medio trayecto. Nos abandonó y así es como descansamos para probar, recién un
bocadillo. Como vista de fondo teníamos un hato de vicuñas, quienes, impasibles
comían y nos miraban de reojo, prestas a salir disparadas ante cualquier
peligro. Seguidamente, reempredimos la caminata y así llegamos al punto de
partida, realmente cansados.
Inmediatamente empezamos a bajar. Lo hicimos
raudamente y en el camino vimos un
alccamari (una especie de halcón,con plumaje negro y blanco) lo que me
indicaba a todas luces, suerte.Seguíamos bajando y nuevamente veo en la pista a
otro alccamari que estaba devorando un pajarito. Nuevamente, la suerte nos
acompañaría. Así llegamos a Chasquipampa y después de una curva, ya se
veía el control. Ya no teníamos piernas y tuvimos que empujar la bici hasta
llegar al control. Ya eran las tres de la tarde y el viento empezó a soplar en contra
nuestra.
Al principio ningún ómnibus nos quería jalar.
Pero, después de unos 20 minutos llega una camioneta. Hablamos con el chofer y
aceptó jalarnos. Pero en el camino nos arrepentimos porque el pata se creía un
Schumacher, el corredor de fórmula uno y que estaba en el circuito de
Mónaco. ¡Qué manera de manejar y correr! Con los huérfanos en la garganta y
pensando en el accidente que vimos en la subida, en la despistada del ómnibus
en Semana Santa y en la noticia que nos dieron en el control, sobre un choque
que hubo en Imata con muertos y todo, en la mañana, seguíamos bajando como
bala. Felizmente llegamos al Cono Norte, vivos. Nos bajamos y seguimos rumbo a
Arequipa.
Como corolario puedo decir que: la ruta de
ida es bonita y fácil de hacerla, desde el control, por supuesto. La bajada hacia
Sumbay se la puede hacer por la trocha o por un corte bien cañero. Del pueblo a
las cuevas, es un suspiro. La estadía en el lugar es gratificante e ilustrativa (dependiendo del espíritu con el
que se vaya: si sólo deporte o también
de aprendizaje). Lo tranca es el regreso hasta la pista: todo es empujar y
empujar la biciosa. La bajada hasta el control se hace. Pero lo difícil es el
trayecto hasta Arequipa por el viento, el frío y lo trajinado de la ruta.
Cumplimos el cometido: buscar nuevas rutas y
haber llegado al sitio que nos propusimos tal como lo hacemos para otros
sitios, tipo Quilca.
Para comunicarte con nosotros, escribe a: teaminter1984@gmail.com
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